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 domingo, 17 de octubre de 2004

"Son tan iguales que llegué a darle dos mamaderas a la misma"

No caben dudas. Adriana y Trinidad son gemelas. Tienen dos años y medio, y si no fuera porque su mamá las peinó para la foto -a una con colita rosa y a otra amarilla-, sería difícil saber cuál es cuál. "Una es más delgada que la otra", aclara Adriana Formiconi (44), como si el detalle saltara a la vista.

Adriana se casó con José Enderle (54). Querían ser padres, pero durante seis años los tratamientos reproductivos no dieron resultados. Y cuando decidieron adoptar, quedó embarazada.

En ocho meses nacieron las nenas: "El parto fue de cesárea. Adriana pesó 2,400 kilos y Trini 1,800", recuerda antes de agregar que en ese momento, a ella y a su pareja, les cambiaron las coordenadas de tiempo y espacio.

"Nunca te alcanzan las horas -dice Adriana-, bañás a una y se te ensucia la otra, se enferman al mismo tiempo y no tenés paz. Una vez estaba tan enloquecida que llegué a darle la mamadera dos veces a la misma. La otra lloraba pobrecita y yo no entendía por qué. Y aún peor: hice lo mismo con el antitérmico cuando en una oportunidad las dos tenían fiebre".

Pero según dice, ese ritmo frenético se fue relajando tras el primer año de maternidad. "Al principio me volvía loca por el orden y la limpieza. Ahora estoy más relajada. Si la casa está revuelta, no importa. Prefiero disfrutar a las nenas. Ellas consumen todo mi tiempo, no puedo trabajar fuera de casa y siempre necesito una mano", asegura Adriana.

A pesar de que están vestidas casi iguales, dice que sus hijas son bien distintas y que se encarga de respetar sus individualidades. "Adriana es delicada y Trini explosiva. Eso sí, ambas son hiperquinéticas. Nunca se quedan quietas", cuenta la mamá, mientras las nenas se le suben encima y una de ellas hasta se le cuelga de las piernas cuando se levanta para caminar. "¿Ven?, la demanda es permanente y por duplicado", señala.

También por duplicado son las compras en esta casa: juguetes, ropa, y pañales: una bolsa de 10 unidades alcanza apenas un día. Adriana ya está en plan de que sus hijas se olviden de ellos, aunque el proceso es lento y complicado y cada una de las nenas lo vive a su manera. "¿Podemos interrumpir unos segundos las fotos? Tengo que cambiar un pañal", pregunta la mamá.

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Gemelas. Adriana y Trinidad demandan por duplicado la atención de su mamá.

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