| lunes, 06 de septiembre de 2004 | Temperley goleó a Argentino Mauricio Bártoli / La Capital Complicado. Crítico. Desesperante. A medida que se buscan adjetivos para calificar la situación de Argentino, incluso los más graves parecen oportunos. Porque si hace un par de semanas todos reconocían que el equipo había tocado fondo, después del 5 a 0 con que lo castigó ayer Temperley todo huele peor.
En medio de la debacle, el técnico Pablo Marini echó mano a su franqueza de siempre. Entró al vestuario y le comunicó a los jugadores que renunciaba a su cargo. Pero la gerenciadora le renovó su respaldo enseguida. Entonces, ya mismo hay que enfocar esta coyuntura crucial en sentido reconstructivo. ¿Qué ofrece el partido de ayer para empezar la recuperación?. Muy poco. Porque el local aplastó a los albos. Y lo peor es que, más allá de los méritos del ganador, se evidenciaron con crudeza los aspectos vulnerables que ofrece el salaíto.
El sólo hecho de que el arquero Andrada haya sido la figura de la cancha, a pesar de haber ido a buscar la pelota a la red cinco veces, expone que el reciente campeón de la C fue muy débil, especialmente en defensa. Marini reconoció esa falencia porque, luego de confirmada su continuidad, dijo que armará "un sistema mucho más defensivo". Un aspecto elocuente: sólo una o dos veces los salaítos pudieron rechazar de cabeza dentro de la propia área. El lungo González (que así metió el tercero) y los atacantes gasoleros se hicieron un festín por arriba.
Quién sabe si el resultado sería otro si a los 8' Diego Córdoba hubiera conectado bien un centro que sólo exigía empujarla. Enseguida vino el primer gol de Caballero, de cabeza en el área chica. A los 20' aumentó el lateral izquierdo Lovos, con un tiro libre, y desde entonces fue una sinfonía celeste, con Nanni y Coronel como directores de orquesta y el centrodelantero Caballero (que de cabeza, claro, puso el cuarto) como responsable de los remates. A los 80', Nanni metió un globo desde la medialuna y todo terminó, por fin.
En definitiva, salvo el arquero y Formica, por su despliegue inicial, salvaron la ropa entre los albos. Justamente, en el intento por renacer de las cenizas, el técnico salaíto también adelantó que apostará a "un desarrollo individual para que cada uno sienta su compromiso y ejerza la función como corresponde".
Quizás se pueda rescatar algo la búsqueda hasta el final del equipo. Con insuficiente convicción, es cierto. Pero sin bajar los brazos, aún en el peor momento. Como si asumieran que la esperanza es lo último que se pierde. Deberán profundizar esa actitud en los partidos que vienen. Es clave para que Argentino salga de su martirio actual. Muy complicado, pero no imposible. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Pablo Martínez no puede frenar la carga del Gasolero Rugolo. | | |