El pueblo sigue movilizado en apoyo a Remigio Román

No desalojaron a un puestero de Gaboto pero la gente sigue alerta

Hace unos días la Justicia y la policía trataron de que dejara la isla y una pueblada lo impidió

Silvia Carafa / La Capital

Puerto Gaboto. - Bombos, aplausos y relatos, todo sirvió ayer para testimoniar el apoyo de los gabotenses al puestero Remigio Román. Temiendo que fuera el día elegido para que lo desalojaran de la isla Los Arroyos acusado de "intruso", el pueblo no dejó solo a Chiche, como le dicen quienes lo conocen de toda la vida. La misma vida que pasó en las 1.200 hectáreas que limitan el Coronda y el Paraná, y que cuidó durante años, después de que los dueños le dijeran que ya no podían pagarle un sueldo. La medida no se concretó pero las autoridades y la gente del lugar están alertas.

El presidente comunal de Gaboto, Horacio Herrera relató que desde el tribunal de Rafaela, lugar desde donde partió la orden de desalojo y donde residen los dueños de Los Arroyos, le explicaron que estaban evaluando el escrito presentado por la defensa de Román. La Isla pertenece a la familia Barreiro pero existe un contrato de locación a nombre de Orlando Veracruz y de una persona de apellido Giardini.

El viernes pasado a punto de concretarse la decisión judicial, el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, retiró la policía y dejó inconclusa la acción. Por su parte, Luciano Poggi, que tiene a su cargo la defensa de Román, sostuvo que "no se me ha notificado de resolución alguna sobre la cuestión de competencia, oportunamente planteada, y a pesar de ello, el juez, aparentemente dicta sentencia de fondo, la que encima no posee naturaleza cautelar".

Ayer, los vecinos llegaron hasta la isla o se apostaron en la costa para hacerle saber a Román que le dan su apoyo. "Acá somos una familia y nos conocemos todos, y es muy triste lo que hoy le está pasando a Chiche que es una persona de bien y lo acusan de usurpación", comentaron los vecinos. Además señalaron que para el pueblo está clara la relación de Román con los dueños de la isla como puestero en los años 80. "No es posible que lo acusen de intruso, el padre de Chiche se jubiló de puestero con esta misma familia", enfatizaron.

"Nos convocamos entre nosotros, con la publicidad rodante y con la difusora que tiene la escuela", relató una vecina que además aseguró que no piensan dejar solo a Remigio, quien siempre vivió de su trabajo y que afrontó momentos muy difíciles en la vida. Además de la gente del lugar estuvieron presentes los representantes de Mujeres en Lucha y de Federación Agraria Argentina. El viernes pasado, Román le dijo a La Capital que lo que pretende es que se le reconozca su estancia en la isla, haber cuidado el lugar, y que no se lo acuse de intruso. "Quiero sentarme a conversar el problema, como hace cualquier persona", reclamó.

Hasta su asunción como presidente comunal por un partido vecinalista, Horacio Herrera trabajó como docente en la escuela primaria del lugar. Ayer encabezó la movilización del pueblo a favor de Román, con quien comparte una infancia de islas y esfuerzos. "No me olvido del sacrificio que hacían mis padres ya que me crié en una isla, tampoco olvido cuando cruzaba el río solo, desde chico para ir a la escuela", relató. Y añadió que en esa historia de luchas aprendió que "los pobres siempre pagan los platos rotos".

Además, sostuvo que su experiencia de vida le permite percibir con claridad, que el "hilo siempre se corta por lo más débil". Para revertir esa situación, decidió prepararse y estudiar, claro que la decisión conllevó el esfuerzo de trabajar para poder terminar el secundario, un nuevo desafío para ser docente y en la actualidad, un objetivo de máxima, continuar sus estudios de abogacía.

"Nos gustaría que las autoridades tuvieran en cuenta este lugar y sus necesidades no sólo para los aniversarios", señalaron los vecinos de Puerto gaboto que fueron a hacerle el aguante a Román, después de contabilizar que el 98 por ciento de sus calles siguen siendo de tierra, y que todavía son muchas las familias que carecen de recursos para su sustento.

Román, su esposa y sus ocho hijos junto a los vecinos.