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 miércoles, 23 de junio de 2004

Murió Leonel Brizola, carismático caudillo de la izquierda brasileña
El político, de 82 años, falleció a causa de un infarto. El gobierno decretó tres días de duelo nacional

Río de Janeiro. - Ciudadanos comunes y políticos de todas las tendencias comenzaron a rendir honores ayer al fallecido ex candidato presidencial Leonel Brizola, considerado el último líder de la izquierda tradicional de Brasil y férreo defensor de la democracia. Brizola, que era presidente de honor de la Internacional Socialista, había sido internado el jueves en un hospital de Río con un cuadro de infección pulmonar provocada por una fuerte gripe contraída en Uruguay, donde tiene una estancia. Murió poco después, de un infarto.

Brizola, de 82 años, fue gobernador de los estados de Río Grande do Sul, del que era oriundo, y Río de Janeiro, pero fue reconocido dentro y fuera del país por su lucha contra la dictadura que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, que lo obligó a un prolongado exilio. "Fue un personaje de nuestra historia durante más de medio siglo. Una figura de mucha importancia política para Brasil. Creo que perdimos una referencia importante de nuestra política", dijo el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien decretó tres días de duelo nacional.

Brizola fue aliado y amigo de Lula -del izquierdista Partido de los Trabajadores- y su compañero de fórmula presidencial en las elecciones de 1998, apoyándolo también en la segunda vuelta electoral de los comicios de 2002. Sin embargo, como muestra de su indeclinable compromiso con una línea política de izquierda tradicional, rompió con el mandatario luego de que éste asumió en 2003, acusándolo de impulsar reformas "hacia la derecha".


Luchador por la democracia
Acusado de populista por sus detractores y siempre en medio de controversias, Brizola fue reconocido hasta por sus más acérrimos rivales políticos como un incansable luchador por la democracia y las reformas sociales. Con un discurso intransigente en favor de reformas de corte izquierdista y duros pronunciamientos, Brizola fue uno de los protagonistas de la política brasileña en las últimas cinco décadas, pero nunca alcanzó su sueño, la presidencia de Brasil.

Nacido el 22 de enero de 1922 en la población de Cruzinha, en el sureño estado de Río Grande do Sul, comenzó su carrera política en el Partido Trabalhista Brasileño (PTB) en 1945. Adhirió a las ideas de Getulio Vargas, hombre fuerte y luego presidente electo que fue uno de los forjadores del Nuevo Estado de Brasil, orientado a la intervención estatal en la economía y el nacionalismo económico. Se casó con una prima de Goulart, Neusa, en 1954, de la que enviudó en 1993.

Convertido en uno de los máximos líderes de la izquierda del país, Brizol a fue alcalde (1956-1958) de Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul, que también gobernó entre 1959 y 1962, estatizando mediante indemnización dos trasnacionales, una de ellas ITT. Cuando en 1961 el entonces presidente Janio Quadros renunció en medio de una crisis política y los ministros militares intentaron impedir que asumiera el vicepresidente Joao Goulart, Brizola encabezó la "cadena de la legalidad", que permitió la continuidad constitucional.

Luego de que los militares tomaron el poder en el golpe de Estado de 1964, Brizola debió exiliares, primero en Uruguay con Goulart y luego en EEUU y Portugal. Regresó al país cuando se promulgó una ley de amnistía en 1979.

De inmediato, otra vez en la lucha política por el retorno de la democracia, intentó reestructurar el PTB, que había sido disuelto por los militares, pero al fracasar fundó el Partido Democrático Trabalhista (PDT) y fue electo gobernador del estado de Río de Janeiro en 1982 y luego en 1990.


"Sapo barbudo"
No obstante, jamás logró realizar su sueño: la Presidencia de la República, cargo que disputó sin éxito en los comicios de 1989 y 1994. En la primera vuelta de las elecciones de 1989 cuando competía contra Lula, Brizola pronunció una frase que quedó grabada en el anecdotario político: "Brasil va a tener que tragarse a ese sapo barbudo". Sin embargo, lo apoyó en el segundo turno de esos comicios que fueron ganados por Fernando Collor de Mello (1990-1992)

En 1994, volvió a ser un candidato presidencial perdedor y, ya con sus fuerzas políticas a disminuidas a nivel nacional, acompañó a Lula en su fórmula en los comicios de 1998, en los que el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso logró la reelección. Sin embargo, como hizo en su larga carrera política, nunca cedió espacios para defender sus ideales, que incluyeron su férrea oposición al Fondo Monetario Internacional (FMI), a las políticas de mercado y las privatizaciones. (Reuters y AFP)

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Brizola tuvo siempre una relación de amor y odio con Lula.

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