¿Te acordás, hermano?: Bernabé Miguel Carranza, el de los Globe Trotters

El Mono nació en la República de la Sexta y fue half derecho en Newell's para luego pasar al famoso equipo granate de finales de los 50

Miguel Pisano / Ovación

"¿Ves aquel paraíso? Antes que verlo a mi hijo con la camiseta de Ñubel lo cuelgo", sorprendió el canalla de Bernabé Carranza padre al Alemán Celli, el día que el técnico rojinegro llegó hasta su casa de la República de la Sexta para llevarlo al Mono a su equipo.

Casi 60 años después Bernabé Miguel Carranza, aquel half derecho de Newell's y Lanús de los 50 y 60, recuerda la anécdota del difícil comienzo de su carrera mientras comparte un extenso café con Ovacion en un bar de Tablada.

Bernabé nació el 26 de setiembre del 31 en Riobamba entre Necochea y Chacabuco, en el corazón de La Sexta, donde doña Ramona, una vecina a la que el pibe le decía Mamona, lo bautizó como Mono, el apodo de toda la vida.

-¿Dónde empezaste a jugar?

-En un equipo que se llamaba Almas Rosarinas, de Chacabuco y Cerrito, donde también estaba Talleres Algro, que también tenía un equipo, y teníamos la cancha de Maldonado en Riobamba entre Berutti y Esmeralda. Los Maldonado eran varios que jugaban, tenían el Club Atlético Maldonado y la vieja Inés era la caudilla radical del barrio. Sebastián Maldonado jugó en Córdoba y Félix Maldonado tenía la peluquería en esa cuadra, donde yo iba a aprender el oficio. Se reunían allí y atrás tenían la cancha, donde ahora está la Ciudad Universitaria.

-¿Siempre de half derecho?

-Yo jugaba de 4 en Provincial, que ahora es como jugar de 8, y después cuando fui a Newell's en el 51 el Gallego De la Mata me puso de wing derecho y ahí quedé porque era rapidísimo y era guapo. Nunca arrugaba. Cuando la tiraba adelante me tenían que tirar una soga para agarrarme. Llegaba al fondo y tiraba el centro atrás. Jugaba sin canilleras y con las medias caídas.

-¿Cómo llegaste a Provincial?

-Yo jugaba en Provincial, donde el director técnico era Montes, muy amigo de mi papá porque jugaron juntos en San Francisco de Córdoba. Mi viejo era centrojás y pegaba que daba miedo, decía que pasaba la pelota o el jugador. Cuando nos mudamos a la Villa Manuelita, empecé a jugar en Rosario Sur, un equipo que estaba en Centeno y Grandoli, por donde pasaba el tranvía 11. Yo jugaba en la quinta y un día vino a jugar Provincial, entonces me vieron jugar y me llamaron a los 14 años, jugué un año en quinta y pasé a primera, cuando debuté contra Central.

-¿Y a Newell's?

-En el 49 Provincial me prestó a Wanders de Montevideo y cuando volví me habían vendido a Newell's en 7.500 pesos, después de que el Alemán Celli me fue a buscar a casa y golpeó las manos, cuando habíamos hecho un torneo con el equipo del Mercadito El Nene, donde jugaban Buján y varios muchachos de Villa Manuelita.

-¿Cómo convenciste a tu viejo?

-Le dije que teníamos que terminar de pagar tres cuotas del terreno de Garibaldi y Esmeralda. Les pedí la plata para terminar de pagar el terreno y ahí aflojó. El decía que no iba a la cancha, pero iba a escondidas para que no me pusiera nervioso.

-¿Cuánto jugaste en Newell's?

-Cinco años, del 50 al 55. Newell's formaba con Musimessi; Cabrera y Kasparian; Lombardo, Faina y Puisegur; Contini, Carranza, Juan Manuel López, Tacchi y Ortigüela.

-¿Tu mejor gol?

-Cuando empatamos 2 a 2 con River en el Monumental, el que le hice a Carrizo. Fue una pelota que jugamos en la mitad de la cancha con De la Mata, me la cruzó y cuando me salió Carrizo se la crucé al otro palo. Y sobre todo porque fue el primero que hice en Buenos Aires.

-¿Y el peor partido?

-Contra San Lorenzo en Buenos Aires porque nos quedamos con diez, perdimos 3 a 0, jugamos mal, yo tuve que ir a jugar de 4. Me gustaba ir arriba, por ahí agarraba la pelota y picaba por la punta y me olvidaba de que estaba jugando de 4.

-¿Después jugaste en el Lanús de los Globe Trotters?

-Sí, en aquel equipo que formaba con Daponte, Guidi y Nazionale.

-¿En tu época había más jugadores?

-Sí, había más jugadores y más tapados también.

-¿Por qué?

-Porque había más cantidad. El que jugaba de 5 andaba una barbaridad, pero el que venía abajo jugaba tan bien como él y tenía otro más atrás. l

El Mono gesticula en una mesa de café en La Tablada.