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 domingo, 02 de mayo de 2004

Beliz habló de abuso de poder y Kirchner descarta por ahora la intervención
Continúa la tensión social en San Luis
Las protestas se multiplican al igual que la represión policial. Ocuparon la Municipalidad y hay un herido grave

Luego de dos días seguidos de agitación política y social, con amplias movilizaciones y represión policial, en San Luis persistía ayer un clima de tensión. El gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá, tildó de "provocadores" a los líderes de las protestas. En tanto, desde el gobierno nacional mandaron señales confusas sobre la situación imperante y volvieron a descartar la intervención federal a la provincia.

Una veintena de personas permanecían ayer internadas en dos sanatorios locales, una de ellas en grave estado, tras la violenta represión policial a manifestantes en el conflicto de docentes y trabajadores multisectoriales con el gobierno de Rodríguez Saá.

Los empleados municipales del opositor Daniel Pérsico continuaban apostados en la sede de la comuna, custodiando el tradicional edificio por temor a que el mandatario ordene enviar la policía para desalojarlo. Los manifestantes eran encabezados por el titular del gremio municipal, Francisco Pancho Rosales, quien advirtió que únicamente lo van a sacar de allí "con los pies para adelante".

El herido de mayor gravedad, identificado como Marcelo Padovani, un abogado que participó el viernes de la protesta contra el Ejecutivo provincial, era sometido ayer a una cirugía reparadora del rostro en el sanatorio Rivadavia tras la violenta golpiza que recibió de parte de efectivos en medio de la represión.

Ayer no había piquetes en los accesos a la capital y tampoco se observaba una masiva presencia de personas en las calles, aunque sí una importante circulación de policías. En las protestas del viernes, los manifestantes rompieron las vidrieras de diversos locales vinculados al gobernador, entre ellos la imprenta Payne, el restaurante La Pulpería del Arriero y una oficina privada de la calle Pringles, entre otros.

Al mismo tiempo que la policía de San Luis reprimía a manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos, el presidente Néstor Kirchner, desde Santa Cruz, dijo que seguía los sucesos con "preocupación". Y agregó: "A través del Ministerio de Educación nos hemos ofrecido a mediar para encontrar un punto de acuerdo y Dios quiera se pueda superar la instancia que se da".

Consultado si se podría concretar la intervención como solicitaban los manifestantes, Kirchner afirmó: "Somos respetuosos de las autonomías provinciales, somos totalmente federales y el caso de Santiago del Estero fue un caso distinto; acá esperemos que los sanluiseños puedan resolver los problemas, los mismos que pueden existir en todos lados".

Rodríguez Saá atribuyó los hechos de violencia "a grupos de provocadores que evidentemente no pertenecen a la asamblea de docentes", y aseguró que estos sectores pretendían tomar la Casa de Gobierno provincial "al mejor estilo nazi".


Señales confusas
Frente al clima de tensión perpetua que exhibe la capital provincial, el gobierno nacional envió señales confusas. Mientras el ministro de Justicia, Gustavo Beliz, repudió ayer el "abuso de poder" y la violenta represión, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, confió en que las "instituciones de San Luis sean capaces" de encauzar el gravísimo conflicto social que vive ese territorio, a fin de evitar la eventual intervención.

Respecto a esta posibilidad, Beliz destacó: "De ninguna manera puedo anticipar una decisión porque esto tiene que tratarse en el ámbito parlamentario". El ministro señaló que disponer o no ese remedio federal "depende mucho del propio nivel de reacción de la propia sociedad de San Luis y de la respuesta de las autoridades, que no puede consistir en pegarle palazos a la gente".

"Uno advierte la gravedad de los hechos que no pueden permanecer impunes. No se puede estar ni golpeando, ni maltratando, ni mucho menos generando un abuso de poder para reprimir a un grupo de ciudadanos que salen a la calle a expresarse", alertó el funcionario, dejando una puerta abierta para la eventual intervención.

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Pese a la represión, los manifestantes resistían cerca de la Casa de Gobierno puntana.

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