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 domingo, 02 de mayo de 2004

Caso Fraticelli. Notorias contradicciones en los informes periciales
¿Y si lo ocurrido no fue un asesinato?
Mientras la fiscalía sostuvo desde un inicio la hipótesis del crimen, las defensas aún sustentan la autoagresión

Jorge Salum / La Capital

Sobre la causa de la muerte de Natalia Fraticelli se conocen dos hipótesis: la que construyó la acusación y la que creyó probar la defensa. La fiscal Graciela Mastrocésare sostuvo en el juicio que a la chica la drogaron, la estrangularon y finalmente la asfixiaron por sofocación, y que todo el plan homicida fue ejecutado por sus padres. La defensa de Dieser dijo que pereció por asfixia luego de ingerir un medicamento expresamente contraindicado contra la epilepsia grave que padecía, posición a la que luego se sumó la de Fraticelli. Ya hay dos fallos que dieron por probado el homicidio, aunque en el veredicto de la Cámara de Venado Tuerto hubo un juez -sobre cinco en total- que asombrosamente ni siquiera vio el caso como un asesinato y otro que no encontró evidencias para condenar a los padres por homicidio.

La hipótesis de la acusación (el abogado de Dieser, Héctor Superti, la llama "la hipótesis fuertemente preferida") comenzó a construirse desde los primeros momentos posteriores al descubrimiento del cadáver, el 20 de mayo de 2000. Oficialmente los padres aún no eran sospechosos cuando los encargados de las primeras pesquisas, que hasta ese momento estaban íntimamente relacionados a los Fraticelli, ya comenzaron a dirigir sus miradas hacia la pareja.

El mismo 20 de mayo el médico forense Luis Petinari hizo la autopsia en el Instituto Médico Legal de Rosario y dijo que Natalia había sido estrangulada. Luego otros peritos avalarían la hipótesis del asesinato, aunque extrañamente citarían al menos otras dos causas distintas de muerte. Extrañamente, ninguno de los jueces que intervinieron en el proceso le dieron importancia a semejantes diferencias.

Por si fuera poco, el abogado de Dieser encargó una serie de pericias que dieron resultados distintos a los oficiales y sirvieron no sólo para sostener la inocencia de su defendida y de Fraticelli sino incluso para elaborar la otra hipótesis conocida sobre la muerte de Natalia: la de la autoagresión que terminó con su vida.

Estos especialistas no sólo desecharon la muerte por estrangulamiento sino que suministraron otra explicación muy distinta sobre el deceso: dijeron que consumió entre 22 y 28 pastillas de Uxen Retard, un poderoso antidepresivo prescripto para su abuela. Según estos peritos, el medicamento desencadenó una furiosa crisis epiléptica cuyas convulsiones terminaron asfixiando a Natalia.

El argumento más contundente de estos expertos contra la hipótesis de la estrangulación es que el cadáver de Natalia no tenía signos externos de haber sido agredida mediante la poderosa compresión de su cuello durante un lapso de 3 a 5 minutos, como dijo el forense Petinari y dio por probado la fiscalía.


Falta de signos internos
Además, los peritos de parte no hallaron ninguno de los signos internos que deja la estrangulación, ni marcas que revelaran que Natalia se defendió de una supuesta agresión exterior. Internamente sólo había pequeñísimas hemorragias (Petinari fue el único que las describió como "profusas") que no alcanzan por sí solas a probar que el cuello hubiese recibido una compresión fatal, como aseguró el forense rosarino. "Podría estar ausente uno de esos signos, pero no es posible que no haya ninguno", alegó en su momento el abogado Superti el evaluar la ausencia de todos estos signos de estrangulamiento en el cadáver de la chica.

Por otra parte, tanto el juez instructor, Carlos Risso, como el que dictó el primer fallo, Fernando Vidal, se negaron sistemáticamente a investigar la hipótesis del suicidio.

La explicación elaborada por Superti a partir de la opinión de esos expertos es que una sobredosis de anitriptilina, la droga del Uxen Retard, desató una catarata de convulsiones que acabaron asfixiando a Natalia y probablemente provocaron un paro cardíaco. Esto ocurrió porque la chica padecía una epilepsia muy grave, llamada mioclónica, algo que tanto Risso como Vidal obviaron en sus pesquisas.

Superti sostuvo en el juicio que sólo voluntariamente Natalia pudo consumir de 22 a 28 pastillas de Uxen Retard. Por el gran tamaño de las cápsulas -cada una mide más de un centímetro- la chica no pudo haber sido forzada a tragar semejante cantidad. Descartó, de este modo, la hipótesis del homicidio cometido por sus padres. Para el abogado la chica ingirió esa cantidad de pastillas probablemente al hacer un descubrimiento que destruyó su autoestima y estimuló su reconocida impulsividad: las cartas que supuestamente le enviaba un chico del que estaba profundamente enamorada en realidad eran escritas por sus amigas. La noche del 19 de mayo había recibido una de esas misivas, algo que en la hipótesis de los defensores de Dieser pudo haber causado una fuerte depresión en la chica y disparado el impulso suicida.

Pero los jueces sólo investigaron la hipótesis que se había impuesto desde los primeros instantes de la investigación. Como dijeron Superti y Carlos Edwards (abogado de Fraticelli) en sus alegatos, los jueces tuvieron en cuenta aquellas evidencias que robustecieron la hipótesis del asesinato cometido por los padres y desecharon cualquier otra, al extremo de rechazar por lo menos ocho pruebas pedidas por la defensa de Dieser. Una de ellas era la realización de una pericia internacional, "en cualquier parte del mundo y con la única condición de que reúna condiciones de excelencia científica", para intentar probar la hipótesis de la asfixia provocada por la sobredosis de Uxen Retard. El rechazo a estas pruebas es precisamente uno de los motivos por los cuales el caso está en la Corte, donde por estos días se analiza si este proceso judicial es válido o no.

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Mayo de 2000. Graciela Dieser sale de su casa de Rufino camino a la prisión.

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