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 domingo, 02 de mayo de 2004

Las actitudes de un simulador

Carlos Lovazzano no declaró ante el juez que investigó la masacre, Carlos Carbone. Al ser indagado, consigna el expediente, "se sume en una profunda crisis de llanto ininterrumpida, no responde a ningún tipo de pregunta relacionada con su estado". Era una actuación: "¿Viste lo que hice?", preguntó después el ex bombero al policía que lo custodiaba. En la ampliación de indagatoria, Lovazzano tuvo otra "crisis" que se esfumó como por encanto al abandonar el tribunal. A su vez, un médico forense lo visitó en el penal de Dorrego al 900 y lo vio mantener una charla normal con el oficial de guardia. "Al presentarme como médico forense cambió su postura", sumiéndose en el silencio y con la mirada fija en el piso.

Una junta psiquiátrica-psicológica de la Universidad de Rosario constató en Lovazzano "una personalidad de tipo esquizoide, con rasgos paranoides y mecanismos de defensa de tipo obsesivo" y entre sus características dominantes la "incapacidad de asumir sus culpas y tendencia a proyectarlas sobre los otros".

En ese sentido, dijeron los jueces, Lovazzano "llega al punto de cargar a su esposa la actitud de no querer seguir concurriendo a las sesiones de terapia de pareja indicadas por el Tribunal de Familia, cuando todos los testimonios indican que fue justamente al revés".

La Sala IV de la Cámara de Apelaciones rechazó la apelación de la condena y el argumento de que Lovazzano hubiera actuado por emoción violenta. "La idea de llevar a cabo lo que hizo no fue espontánea ni inesperada sino que venía madurando en su cabeza", dijo.

"Que Lovazzano fue presa en momentos previos, concomitantes y posteriores al hecho de un estado de alteración emocional resulta un dato obvio -dijo el vocal Rubén Darío Jukic, quien formuló el fallo-. Lo relevante está constituido por la determinación de si esa alteración emocional fue la manifestación de un estado de inconsciencia transitorio o si fue el producto de la contrariedad de Lovazzano ante circunstancias y acontecimientos que perjudicaban sus intereses y en virtud de la cual reaccionó con comprensión de lo que hacía". La "agresión física permanente" y la "actitud posesiva enfermiza" del bombero hacia su mujer daban el sentido del acto, en el que Lovazzano "decidió imponer la fuerza de una brutal represalia".

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