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 viernes, 30 de abril de 2004

Efectivos del Comando Radioeléctrico bajo sospecha
Indagarán a seis policías porque no acudieron al lugar de un robo
Un testigo los llamó dos veces y nunca llegaron. Después se confirmaría que había ocurrido un atraco

La Justicia indagará la próxima semana a seis efectivos del Comando Radioeléctrico bajo la acusación de no haber concurrido al lugar donde se estaba produciendo un robo pese a que un testigo había llamado dos veces por teléfono a esa sección para denunciar el hecho. La investigación del suceso, los interrogatorios previos y las imputaciones estuvieron a cargo de la División de Asuntos Internos de la policía e incluyeron en principio a siete empleados: tres sargentos primeros, un sargento y tres agentes. En la llamada a indagatoria judicial podría figurar el subjefe de la fuerza.

Las indagatorias fueron ordenadas por el juez correccional Eduardo Costa. El magistrado investiga desde el año pasado la denuncia de un ciudadano que oyó ruidos en un comercio ubicado frente a su casa, en jurisdicción de la comisaría 4ª, y al sospechar que se estaba consumando un robo se comunicó inmediatamente con el CR.

"Ya salimos para allá", fue la respuesta que obtuvo en ese momento. Como los ruidos no cesaron y la policía no llegó, el testigo volvió a llamar y en la sede del CR le dijeron que estaban yendo hacia el lugar. Pero eso nunca ocurrió y segundos después del segundo llamado el hombre escuchó cómo un vehículo partía del lugar a toda velocidad. Entonces tuvo la certeza de que se había concretado un atraco, algo que comprobaría apenas un par de horas más tarde.

El robo se produjo a las 2.30 del 10 de agosto pasado en la sede de la Asociación Argentina de Logística Empresarial Rosario (Arlog), en Cochabamba 255. A las 8.30 de ese día una empleada de Arlog, Carolina Arias, encontró todo revuelto en el local. Al cruzarse con un vecino este le advirtió: "Yo noté que estaban robando. Llamé al Comando pero nunca vinieron". En realidad, el primer móvil apareció a las 9.30: siete horas después de la primera comunicación.

Una pericia telefónica probó que, en efecto, las llamadas salieron del teléfono del vecino y entraron a la consola del Comando. Pese a eso, ninguna quedó asentada, al igual que la transmisión de la orden de la central al móvil que, por su ubicación en la calle, debió recibirla.

"Hubo varios incumplimientos: primero se faltó a la obligación de registrar la llamada y luego las patrullas que pese a eso la recibieron no cumplieron la orden de ir a conjurar el ilícito", señaló un portavoz de la investigación.

Por ello se hizo una delimitación: fueron imputados los empleados policiales que en ese turno atendían los llamados y los que debieron recibir el mensaje en el patrullero. "Alguien miente: la pericia telefónica mostró que las comunicaciones existieron. Por tanto, o no se transmitió la orden a la patrulla o en la patrulla decidieron ignorarla", abundó la fuente.


Incumplimiento o connivencia
Todo el episodio ocurrió durante la madrugada. A la mañana, cuando el dueño del comercio llegó a su local, las sospechas del vecino se confirmaron: le habían robado una computadora y otros objetos, y la policía nunca se había presentado pese a los dos llamados que advirtieron sobre lo que estaba ocurriendo.

El testigo se presentó ante el juez Costa y denunció lo sucedido. La orden del juzgado fue terminante: que el episodio fuera investigado por Asuntos Internos y no por la División Judiciales, como sucede habitualmente cuando hay personal policial involucrado en una denuncia.

La imputación que le harán a los uniformados es por incumplimiento de sus deberes. Sin embargo, voceros tribunalicios no descartaron que la acusación cambie según cuál sea el resultado de los interrogatorios. Una sospecha que tendrían en el juzgado es que los efectivos tal vez liberaron la zona a los delincuentes, aunque saben de antemano que eso será difícil de probar con indicios concretos.

Los policías bajo sospecha son los que estaban de guardia en el comando el día del hecho, a excepción de una uniformada. Son seis y entre ellos podría estar incluido quien era el segundo jefe del CR al momento de los hechos, ocurridos el año pasado.

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El robo fue a las 2.30 y el Comando llegó seis horas después.

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