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 viernes, 30 de abril de 2004

Aprueban un programa para preservarlas
Rescatarán del olvido a las históricas calesitas rosarinas
La primera fábrica de carruseles se abrió en Rosario. Todavía quedan algunos en pie

Relevar, rescatar, proteger y conservar a las calesitas con valor histórico y cultural de la ciudad. Eso es lo que propone el proyecto de la concejala socialista Patricia Lagarrigue aprobado ayer en el cuerpo legislativo. Así, ahora se creará un "Programa de preservación de calesitas" a través del cual se las declarará como patrimonio histórico y se les otorgará a sus dueños un permiso de uso de espacio público por cinco años, que podrá ser renovable. De esta manera Rosario, cuna de la primera fábrica de calesitas que funcionó en el país, encarará un plan que ya está en marcha en otras ciudades como Buenos Aires.

La creadora del proyecto sostiene que el entretenimiento, a pesar del avance de los videojuegos, "sobrevive a siglos y modas y persiste casi con sus piezas originales". Por eso propone que se protejan las calesitas por las que sus dueños, año a año, presentan solicitudes ante la Municipalidad para garantizar su permanencia y peticionar por la ampliación de espacios de concesión.


La primera fábrica
Corría el año 1936 cuando se abrió en calle Alvear, entre San Juan y San Luis, la firma Sequalino Hermanos, tres descendientes de piamoneteses que fabricaban calesitas para todo el país. Las primeras tenían caballos, leones, chanchos y bancos de madera tallados a mano, y también avioncitos y autos de lata. Giraban gracias a la fuerza de un caballo y no eran de uso exclusivo de los niños, luego vendrían las de motor a nafta y eléctricas.

Las descendientes de la familia, Gladys y Ercilia, son dos mujeres que hoy superan los 70 años y supieron ganarse la vida como calesiteras con sortija (una tradición argentina que permite dar gratis una vuelta más) en el parque Independencia. Recuerdan que se tardaba un mes en fabricar una calesita, que llegaban encargos de todas las provincias y que en una oportunidad la Fundación Evita les hizo un pedido importante para todos los hogares escuela del país, inclusive el de Granadero Baigorria.

Aún se puede ver en la ciudad algunos ejemplares hechos por los propios Sequalinos: el de San Martín y Arijón y el de la plaza López, entre otros.

La historia de este juego, sin embargo, comienza muy lejos de Rosario. Dicen que fue en Turquía, en 1648, cuando un viajero vio una calesita por primera vez. El invento llegó a Europa en 1673, se propagó por Inglaterra (con el nombre de "merry go round", algo así como "vueltas alegres"), Francia (donde lo usaba la aristocracia) y España (donde se la conoció como tiovivo o carrusel). Desde allí llegó la primera a la Argentina en el año 1860.

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La calesita de San Martín y Arijón es una de las más antiguas de la ciudad.

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