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 domingo, 18 de abril de 2004

Reportaje. Daniel Olivera y una biografía no autorizada
"Barrionuevo juega a conservar la enorme fortuna que acumuló"
Un periodista retrata al sindicalista que exhorto a dejar de robar "por dos años"

Rodolfo Montes / La Capital

Para analizar el último tramo de 20 años de la democracia argentina, sacando a los ex presidentes y a Eduardo Duhalde, sin dudas José Luis Barrionuevo es el personaje más interesante de la segunda línea política. Y tal vez más influyente. A partir del año 85 todos los momentos cruciales de la argentina lo tienen como protagonista: Barrionuevo armó, entre otras cosas, el Pacto de Olivos, un hecho central en los noventa. Todo el relativo biográfico "no autorizado" de la vida del catarmarqueño está jugosamente contado en "El macho. La bestia negra de la democracia", un libro del periodista Daniel Olivera, que acaba de publicar Grupo Editorial Norma.

Olivera cuenta cómo Luis Barrionuevo se va capitalizando, comprando aviones y caballos de carrera, y ganando espacios de poder dentro del conglomerado sindical-justicialista "en parte a las trompadas". "El marketing de la patota estaba instalado, y él se hace de una patota eficiente, la barra brava de Chacarita", agrega Olivera. La famosa hinchada funebrera de San Martín fue creada por el ex presidente de Chacarita en los años 70, como un laboratorio para sacar cuadros de choque para combatir a la izquierda peronista. De ahí la simbología nazi que supieron exhibir, entre otras cosas.

No hubo casualidades, en San Martín el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha peronista fue brutal. Los Montoneros mataron al famoso Negro Campos, intendente de ese partido del conurbano. Los acusaban de colaborar con las tres A.

Luis Barrionuevo, el inefable autor de la frase "hay que dejar de robar por dos años", fue importante en los inicios de Carlos Menem, le aportó un millón de pesos en la campaña electoral y mucha logística. "Pero se equivoca cuando se siente 'dueño' del fenómeno Menem. Ese diagnóstico es equivocado. Menem expresa mucho más que los aportes de Barrionuevo", aclara Olivera. De todos modos, ya en el poder Menem le entrega el manejo de las obras sociales, un puesto clave.

-¿Es posible establecer un listado de "condiciones virtuosas" de Barrionuevo, entendidas como sus habilidades para acumular poder político y riqueza?

-Tiene varias condiciones. Es muy intuitivo e inteligente, tiene aprobada con holgura la "universidad de la calle" y es muy audaz. Además, obviamente, tiene una ambición ciega.

-¿La conserva en la actualidad?

-Ahora está un poco aplacado, es verdad. Está jugando a conservar la enorme fortuna que acumuló. Cuando fue joven tuvo una desmesurada ambición, era un muchacho que empezó su carrera desde el fondo más profundo de la escala social. Hizo cualquier cosa por llegar, y llegó.

-Tu libro revela una historia de conductas truchas desde el inicio. Barrionuevo "inventó" un sindicato -el de gastronómicos en San Martín- y se constituyó como su dueño, sin haber trabajado nunca en gastronomía. ¿Cómo lo hizo?

-Para hacer "El macho" conté como fuente con un arrepentido que fue un hombre clave en la vida de Barrionuevo en sus inicios, en los setenta. Barni. El relata con mucho detalle cómo Barrionuevo y dos amigos deciden "fabricar" un dirigente gremial, antes de tener el gremio. Incluso sin tener trabajo asalariado. Convencieron a dos dueños de bares en San Martín, amigos de ellos, para que confeccionaran recibos de sueldo falsos a favor de Barrionuevo. Y con eso se adueñaron un pequeñísimo sindicato en San Martín, un sello de goma. A partir de ahí no pararon de crecer. El método fue recorrer los bares para afiliar empleados y cobrar la cuota sindical.

-¿Cómo sobrevivía Barrionuevo antes de largarse con el sindicato?

-Revendía cajones vacíos de verdulería, vivía en un garage pagando un alquiler. De todos modos, era el más lúcido de todo el grupo. Y sus amigos se dieron cuenta y de algún modo lo impulsaron.

-¿Cuál peronismo expresaba Barrionuevo?

-Lo veo como una expresión de la resistencia, de la etapa del 55 al 73. Allí convergieron varios peronismos distintos, incluso antagónicos. Izquierda, derecha, católicos y marxistas, cupo todo dentro del peronismo. Barrionuevo fue el típico migrante interno de la argentina, de una provincia pobre, como Catamarca, a Buenos Aires. Allí anduvo a los tumbos hasta que desarrolló la veta del dirigente sindical peronista, toda una marca de la época, para la cual él reunía, sin dudas, las condiciones ideales.

-Cuando llega el golpe militar, en el 76, ¿cómo actúa Barrionuevo ante las intervenciones militares en los sindicatos?

-Los militares lo vieron con simpatía por varios factores. Primero, no estaba en la primera línea sindical. Es más, pujaba desde un distrito, San Martín, para tratar de quedarse con el sindicato a nivel nacional. Y eso era funcional a los militares. Segundo, por supuesto, los militares se dieron cuenta que no tenía nada que ver con la izquierda peronista, con los Montoneros. Y por último, el sistema de recaudación de la cuota sindical "a domicilio" que inventó Barrionuevo era un verdadero éxito. Atractivo para los militares.

-¿Tocaban timbre casa por casa?

-Sí, Graciela Camaño, su esposa y actual figura relevante en el bloque justicialista del Congreso, salía en un Renault 6 con una valijita y un talonario de recibos. Y le cobraba el 3,5 % a cada empleado gastronómico de San Martín, San Miguel y los partidos aledaños. Iban a los bares, restaurantes y también a los domicilios. Tomaban los listados de la gente, hablaban uno por uno y cobraban. También funcionaban como una consultoría gremial a domicilio.

-Se llevaban el contacto cara a cara y la plata en el bolsillo. Un "abroche" completo.

-Sí, redondo. Y los militares ven que ahí hay un negocio. Entonces lo toman los interventores de Gastronómicos y lo aplican a gran escala en todo el país. Por eso Gastronómicos es uno de los sindicatos que más crece durante la dictadura, pasa de 60 mil a 150 mil afiliados. Otra causa es, por supuesto, el nuevo modelo de país de servicios que empieza con la era Martínez de Hoz, en detrimento del país industrial.

-Después de la afiliación y el pago de la cuota sindical, llega otro gran clásico de los grandes sindicatos de la Argentina: la colocación de abonos, casi obligatorios, por servicios como el de sepelio.

-Los militares le presentan a José Miguel Cholo Comparada, el padre del actual socio de Jorge Corcho Rodríguez. En ese momento Barrionuevo empieza a jugar en las ligas mayores. Comparada lo introduce en un nicho lúgubre pero muy atractivo, los seguros de sepelio. Con ese negocio crece mucho Barrionuevo y en los hechos se transforma en una figura necesaria para los militares. Prácticamente no se podía manejar gastronómicos prescindiendo de Barrionuevo.

-Con la llegada de la democracia, Barrionuevo se relaciona con Enrique Nosiglia. ¿Cómo se da el encuentro?

-Se conocen en el año 84, y desarrollan una empatía inmediata. Los dos perciben que pueden ser mutuamente útiles. Coti estaba obsesionado con armar el tercer movimiento histórico, para lo cual necesitaba una pata peronista en las segundas líneas. Y Barrionuevo asume el enorme poder del alfonsinismo en ese momento y decide arreglar como sea.

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El triunfador. Barrionuevo, festejando su elección como senador de Catamarca

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