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 domingo, 28 de marzo de 2004

Newell's, de mal en peor
El equipo de Gallego sólo suma frustraciones

José M. Petunchi / Ovación

Parece la historia de siempre. O al menos la de los últimos años. Con Newell's generando ilusiones, despertando sueños y expectativas entre su gente, las que se potenciaron con la llegada de Américo Gallego hace cinco fechas. Pero la realidad entrega un desenlace demasiado conocido para el pueblo leproso, que por frecuente y reiterativo ya empieza a cansar. Entonces el devenir de los partidos, y las pobres actuaciones, convierten aquel sueño que vienen acunando desde hace más de diez años en frustración y desencanto. Todas estas sensaciones explotaron cuando el equipo, allá por los 30' del complemento, era pura impotencia, y los hinchas comenzaron a exteriorizar todo su fastidio y bronca contra la dirigencia leprosa.

A esa altura, los rojinegros perdían 1-0 ante un tibio Colón, que tuvo como mayor virtud su inteligencia, al cederle el balón a Newell's y esperarlo en bloque, sabedor de lo que le cuesta manejar el balón a los leprosos y llegar con profundidad. A eso le sumó la eficacia para sacar el máximo provecho en una de las pocas jugadas de gol que tuvo. Todo por obra y gracia de Newell's, que arrancó bien, que se insinuó agresivo, pero que, además de no poder mantener ese andar por muchos minutos, siempre le faltó la puntada final. Le faltó precisión en los metros finales. Y terminó envuelto en su propia inoperancia.

Y ni que hablar de la confusión y la desorientación en la que se hundió cuando Fuertes, entrando sólo por el segundo palo, empujó el balón al fondo del arco, luego de que todos los defensores rojinegros se quedaran dormidos y de espaldas a la salida de un tiro libre. Ese fue el quiebre del partido. De ahí en más nada fue igual. Porque Colón, este mezquino y amarrete equipo de Maturana, que declama una cosa pero que ejecuta otra, ganó en tranquilidad y empezó a manejar el desarrollo ante la desesperación y, sobre todo, la impotencia de los dirigidos por Gallego, que pese a amontonar gente en campo rival -juntó a Marino, Patiño, Silvani y Morales, además de Mauro y Vásquez en ofensiva- no generó ni una situación de gol.

Aunque esto tal vez no sea lo más censurable de un equipo que después adoleció de volumen de juego y de profundidad, pero que tampoco tuvo la aptitud ni la actitud para intentar revertir la historia. Le faltó hambre y ambición. Un premio que, pese a ver la roja y dejar a su equipo con 10 con el marcador en desventaja, se llevó Gastón Aguirre -debió ser expulsado antes- por su entrega cuando abandonó la cancha.

Todo esto envuelto en una actuación que no hace otra cosa que ratificar que Newell's perdió el rumbo y sigue en caída libre. Ayer no tuvo respuestas anímicas ni futbolísticas. Y se sigue empeñando en hacer, otra vez, trizas cualquier sueño de los hinchas.

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"El culpable soy yo", le dice Gallego a la hinchada.

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