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 domingo, 29 de febrero de 2004

Balearon a un comerciante y a su esposa por resistir un robo
Desarmado, golpeó y forcejeó con un ladrón que quiso despojarlo de su moto.Ahí intervino otro maleante; le disparó a él a un brazo y a ella en el abdomen

Horacio Galarza se había juramentado resistir si alguna vez intentaban asaltarlo. El viernes a la noche cumplió su promesa y enfrentó a trompadas a uno de los dos muchachos que quisieron robarle la moto, cuando ya había cerrado su comercio de Parquefield y se disponía a regresar a su casa. Su gesto defensivo casi le cuesta la vida. El maleante con el que se trabó en lucha abrió fuego y de milagro uno de los proyectiles le provocó una herida leve. Su esposa enfrentó al otro ladrón y fue alcanzada por un tiro en el abdomen.

Dentro de una semana, Galarza festejará su cumpleaños número 68. Tiene una pequeña tienda en Baigorria 1768. A las 20.40 cerró el local para regresar a su casa. Se subió a su Suzuki de 100 cc. y encendió el motor. Cuando estaba por trepar a la moto su esposa, Norma García, de 61 años, se interpusieron en su paso dos jóvenes. Uno de los desconocidos se ubicó delante del comerciante y el otro detrás.

El joven que lo enfrentaba apoyó el caño de un revólver sobre la cara de Galarza y pronunció el habitual grito intimidatorio. "Dame la moto o te quemo", exclamó. Entonces el hombre recordó como un flash su autopromesa. Simuló que le entregaría el rodado al ladrón, pero reaccionó de una manera inesperada para el bandido. "Amagué que me iba a bajar y le metí un tremendo sopapo en la cara", comentó Galarza, inflado de orgullo.

Aunque puedan perder la vida por defenderlos, hay personas convencidas de privilegiar sus bienes. El comerciante dijo que por nada se desprendería de la Suzuki modelo 94. "Me la gané trabajando", se ufanó.


Un puñete de aquellos
El puñetazo fue fortísimo y el muchacho cayó al pavimento. El otro ladrón intentó golpear al comerciante con un revólver y después escapó corriendo. Desarmado y en una actitud casi temeraria, Galarza salió detrás y quedó a merced del maleante, que gatillaba para cubrir el escape.

Uno de los proyectiles ingresó a pocos centímetros de la axila izquierda, pero Galarza casi ni se dio cuenta porque no sintió dolor. El otro asaltante, que había quedado fuera de combate, intentaba incorporarse cuando Norma decidió también dar pelea para evitar el atraco. Se acercó y le asestó algunas "patadas". Aun así, el muchacho abrió fuego. Con el revólver apoyado en el pecho, disparó un balazo que perforó el abdomen de Norma.

El proyectil recorrió parte del cuerpo y se alojó en la ingle de la mujer. Cuando ya había atravesado media cuadra, Galarza vio como desaparecía el ladrón y regresó para auxiliar a su esposa. Cuando llegó estaba herida. Entonces le repitió a Norma algo que dijo otras veces. "Si me quieren robar, me van a tener que matar".

Un rato después, un comerciante vecino de la pareja asaltada llevó a los Galarza al Hospital Alberdi y desde allí fueron derivados al Heca. Los médicos le dijeron que el proyectil quedará alojado en su cuerpo porque extráerselo demandaría una operación compleja en el brazo izquierdo. A su mujer debieron suturarle la herida.

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La tienda de los Galarza está en Baigorria 1768.

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