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 domingo, 29 de febrero de 2004

Roban la cabeza de un brujo para tener poder

Uno de los hijos del famoso brujo peruano Santos Vera Sandoval dijo que varios desconocidos profanaron la tumba de su padre y se llevaron su cabeza. Según la creencia floclórica, quien la posea tendrá más poder. Espiritistas, clarividentes y curanderos (chamanes) convergieron en el norteño pueblo de Túcume, en donde se encuentra la tumba, y las sospechas sobre la profanación recaen en brujos de otra localidad, dijo Orlando Vera Chozo, el mayor de los 13 hijos de Santos Vera.

Los profanadores "son dos brujos que no viven en Túcume pero contaron con el apoyo de algunos pobladores de la zona", aseguró Vera Chozo, curandero y famoso como su padre.

El poder del brujo cuando muere se concentra en su cabeza, "se la llevaron pero se encontrarán con el carácter y el espíritu rebelde de mi padre, no lo van a dominar", señaló Orlando, 45 años. "Le doy tres o cuatro meses y van a tener que regresar la cabeza de mi padre, eso lo hemos detectado en la mesadas" dijo.

Se llama mesadas a la reunión del curandero con los pacientes así como con otros brujos para contactarse con lo espíritus. En esas reuniones se busca conocer lo que está en otro lado de la vida.

Santos Vera, nació en Túcume y murió a los 60 años de diabetes. A los ocho años aprendió de su abuelo los primeros secretos del curanderismo. Al morir el abuelo, le dejó a Santos sus poderes y el bastón de madera que había extraído de una de las pirámides de Túcume.

Según la leyenda, con ese bastón Santos enfrentó a otros brujos que buscaban su fama. La lucha nunca fue física, sino de poder mental, de brujo a brujo y de espíritu a espíritu. "Siempre venció", dijo su hijo lleno de orgullo y asegura que ahora conserva el bastón y el poder.

A sus reuniones llegaban extranjeros a sanar sus males, descubrir enemigos o solucionar problemas de empresa, o de sus familiares.

Además, concentró atención en Túcume dejando de lado a los otrora famosos curanderos del vecino distrito de Salas.

Para su labor de curandero utilizaba el sampedro, un cactus alucinógeno que crece en zona andina de Perú y que Santos lo traía para trabajar sólo los martes y los viernes.

Santos era un experto en curaciones de susto, enfermedades mentales, detectar maldades, pero su especialidad era los "amarres", es decir la tarea de unir parejas cuando se encuentran a punto de separarse. (AFP)

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