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 domingo, 29 de febrero de 2004

El Pontífice instó al gobierno a mantener la defensa del matrimonio y la familia
El Papa pidió a Kirchner que frene los intentos de despenalizar el aborto
El jefe de la Iglesia formuló el llamamiento al aceptar las cartas credenciales del embajador Carlos Custer

El Papa Juan Pablo II pidió ayer al gobierno argentino que "el valor de la vida humana sea custodiado con esmero, atajando prontamente los múltiples intentos de degradar, más o menos veladamente, el bien primordial de la vida convirtiéndolo en mero instrumento para otros fines". El Pontífice pidió al presidente, en concreto, que frene los intentos por despenalizar el aborto y le reclamó que el país mantenga la defensa del valor del matrimonio y la familia en foros internacionales.

El Pontífice formuló el pedido al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer. En ese marco, también advirtió que los legisladores, los católicos en particular, "no pueden contribuir a formular o aprobar leyes contrarias a las normas primarias y esenciales que regulan la vida moral, expresión de los más altos valores de la persona humana".

Juan Pablo II transmitió además un saludo cordial al presidente Néstor Kirchner y su aprecio y cercanía al pueblo argentino, que dio y sigue dando muestras de afecto y adhesión al sucesor de Pedro, subrayó.

"Es preciso que el valor de la vida humana sea custodiado con esmero, atajando prontamente los múltiples intentos de degradar, más o menos veladamente, el bien primordial de la vida convirtiéndolo en mero instrumento para otros fines", dijo.

Juan Pablo II subrayó en su discurso el valor de la paz social, considerando la situación económica en la cual se encuentra el país. "Argentina fue y es sensible a estos aspectos, sabiendo que se trata de cuestiones en las que se decide el futuro de toda la humanidad. Por eso deseo expresar mi agradecimiento por los esfuerzos realizados en favor del matrimonio y de la familia en ocasión de algunos foros internacionales, invitando al mismo tiempo a proseguir en este trayecto", dijo.

En particular, sobre el matrimonio, reiteró que en este momento se tiende a "reducirlo a mero contrato individual y a degradarlo a simple forma accesoria en el cuerpo social".

Sostuvo que, en cambio, "las autoridades públicas deben proteger y favorecer a la familia, núcleo fundamental de la sociedad, en todos sus aspectos, sabiendo que así promueven un desarrollo social justo, estable y prometedor".

El Papa expresó a Custer sus mejores deseos para el desempeño de la alta responsabilidad que le encomendó el gobierno argentino para promover las relaciones tanto con "esta sede apostólica como con la Iglesia local, en la perspectiva de tantos objetivos comunes y de largo alcance".

"Me satisface constatar la buenas relaciones diplomáticas entre Argentina y la Santa Sede, basadas en el respeto y estima mutuos, la voluntad de cooperación leal desde la autonomía de las propias competencias y la búsqueda del bien común integral de las personas y los pueblos", afirmó.

Agregó que "además de un cauce institucional privilegiado, son como un reflejo de los lazos históricos y espirituales que unen al pueblo argentino, de hondas raíces católicas, con la Cátedra de Pedro".


Relaciones aceitadas
"Argentina es testigo singular de los frutos que conllevan unas relaciones cordiales en los diversos ámbitos y un espíritu de colaboración entre la Iglesia y las naciones. Es ocasión para llevar a buen término, por el camino del diálogo y del entendimiento, espinosas cuestiones que ponen en peligro el inestimable valor de la paz", subrayó.

"No se puede olvidar la ingente labor de tantas personas e instituciones católicas que han servido y sirven a la sociedad argentino en los diversos campos, como la cultura, y la educación, la promoción y el cuidado de los más necesitados", precisó Juan Pablo II en un párrafo que fue interpretado en ambientes eclesiásticos como un respaldo a las comunidades religiosas cuestionadas por el gobernador Alberto Rodríguez Saá en San Luis.

Juan Pablo II concluyó rogando a la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, "que ilumine al embajador en su trabajo como cauce de cordialidad entre el Papa y esa noble nación". "A ella le pido también que aliente el esfuerzo de las autoridades y de los ciudadanos para construir una sociedad más próspera y abierta a los valores del espíritu", finalizó. (Télam y DyN)

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El Papa, ayer, en el Vaticano.

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