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 domingo, 15 de febrero de 2004

Repasen el manual del arquero y el cierre

Miguel Pisano / Ovación

¿Central perdió por los goles malogrados o por los que permitió por yerros propios? En realidad por ambas falencias, pero la más preocupante parece la segunda, sobre todo porque el segundo fue consecuencia directa de un grave yerro del arquero Gaona, que justamente salió del arco mano a mano con Bianchi como si Carbonari no hubiera contado con ninguna chance de frenar al delantero.

Algún defensor a ultranza del golero que se bancó la campaña con la que Central se salvó del descenso podrá alegar que Gaona se contagió de la sensación de inseguridad que transmitió Carbonari en algunos cruces, pero ese argumento parece demasiado endeble a la hora de explicar una salida totalmente a destiempo, que en realidad no hizo más que simplificarle el trabajo al delantero, que no tuvo más que tocarla sobre la cabeza del arquero.

El otro yerro importante de Gaona fue haberle dejado un rebote a Bravo, que la tiró afuera, luego de un centro de Jonás Gutiérrez, aunque en este caso tenga el atenuante de la llamativa soledad del volante. Justo en este punto residió otra de las graves fallas que cometió Central en la aciaga noche del José Amalfitani, cuando ni Messera ni Papa tomaban las proyecciones del carrilero derecho de Vélez.

En principio, la primera responsabilidad de la marca le corresponde a Messera, dado que es el volante izquierdo quien debe tomar al carrilero derecho rival. Sucede que Messera se cerraba demasiado hacia el sector de Herrón y, para colmo, Papa hacía lo propio sobre el área, aunque en el caso del Oreja contaba con el atenuante que a menudo debía cerrar la entrada de un delantero.

El manual del arquero dice que no debe salir del arco cuando el delantero está marcado por un defensor, así como el de la línea de cuatro sostiene que el volante externo debe cerrar a espaldas del marcador lateral.

Será cuestión de tomar la debida nota de los yerros cometidos para no repetirlos, de trabajar sobre ellos y de apostar a las virtudes individuales y colectivas de este equipo que, como bien sostiene Russo, "está muy unido, fuerte y solidario".

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Messera quiere pasar pero queda en el camino.

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