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 miércoles, 28 de enero de 2004

Un tiro en la nuca. Conmoción ante un homicidio en la zona de la Terminal
Asesinaron a Sandra Cabrera, líder del gremio de meretrices de Rosario
Ocurrió a 4 días de que denunciara a un suboficial por extorsionar a una prostituta. El policía por esto, y no por elcrimen, anoche quedó detenido. La autopsia detectó semen en el cuerpo de la mujer pero no signos de violación

A cuatro días de haber presentado una gravísima denuncia en Tribunales por extorsión contra policías rosarinos, Sandra Cabrera, la titular del gremio que nuclea a las trabajadoras sexuales, apareció asesinada. La mataron de un disparo en la nuca frente a un domicilio de Iriondo al 600, a media cuadra del Patio de la Madera y a dos de donde vivía. Una transeúnte la encontró con un balazo en el cráneo y con los pantalones bajos, a mitad de las piernas. Había un envoltorio de preservativo tirado a su lado. La escena sugería que había tenido un encuentro sexual antes de ser baleada.

A media tarde el juez de instrucción Nº 9, Carlos Carbone, libró un pedido de captura contra el suboficial Sergio Bermejo, un sargento que fue desplazado de Moralidad Pública en septiembre pasado a raíz de una denuncia de Cabrera, y ahora presta servicios en la División Personal. Este es el policía acusado de ser rufián a la fuerza de una mujer de 29 años que, en compañía de Cabrera, lo denunció por ello en Tribunales el viernes pasado. La orden de detención no es por el homicidio sino por la sospecha de que le cobraba a aquella mujer para permitirle trabajar (ver "La última denuncia").

A la noche, Bermejo quedó detenido en la delegación rosarina de la Dirección de Asuntos Internos.

El crimen dejó devastados a los conocidos de Cabrera, especialmente entre sus compañeras, a muchas de las cuales defendió ante casos de abusos. Por sus denuncias le habían asignado custodia policial en su domicilio, aunque actualmente se la habían levantado.

Por testimonios recabados por el juez, se sabe que la mujer abandonó su parada cerca de las tres de la mañana de ayer, supuestamente con un cliente. "Si se fue con alguien es porque lo conoce", conjeturó una fuente de la investigación. Esa línea de pesquisa abonaría la hipótesis de que pudo ser víctima de un delito común.

Otra hipótesis, admitida por el juez, se orienta a la posibilidad de una represalia a raíz de su militancia o sus denuncias. Hasta anoche ninguna prevalecía.

El caso fue un duro impacto para el gobierno provincial. Así lo manifestó a La Capital el subsecretario de Seguridad Pública, Alejandro Rossi. "Todo está en manos de un juez y de los investigadores. Esperamos que a la mayor brevedad se sepa quién o quienes fueron. No vamos a deslizar hipótesis: sólo sabemos que realizaba una tarea riesgosa y de su activa militancia pública", dijo el funcionario.

La autopsia se realizó durante la mañana en el Instituto Médico Legal (IML) y estuvo a cargo de Carlos Alonso. Los datos más relevantes fueron el hallazgo de restos de semen, cuyas muestras fueron preservadas para futuras pericias y la extracción del proyectil, que correspondería a un revólver calibre 32.

Una fuente del IML sostuvo que "desde nuestro punto de vista, en este momento no hay elementos claros para determinar si hubo o no una violación". En principio se comprobó que el cuerpo no presentaba signos de violencia física. El disparo que le perforó la nuca se hizo a muy corta distancia y sin posible resistencia.


El hallazgo
Cerca de las 8.30, una mujer que caminaba por Iriondo entre Santa Fe y San Lorenzo pasó frente a una vivienda de tres plantas ubicada en el número 647 y descubrió el cadáver de Cabrera. El cuerpo estaba tendido sobre una pequeña escalera, por la que se accede a la casa. El lugar parece una especie de zaguán a cielo abierto, como encajonado entre dos paredes.

Cabrera tenía los pantalones a media altura y había una envoltura de preservativo tirado al lado. Todo hacía presumir ayer que antes de ser ultimada pudo tener una relación sexual con un cliente. Una mancha de sangre rodeaba su cabeza. Con la llegada de la policía al lugar se confirmó que tenía un balazo en la parte trasera del cráneo, arriba de la nuca, efectuado con un arma de bajo calibre. Enseguida se estableció su identidad. Al parecer nadie escuchó ni vio nada raro en la cuadra. Los dueños de la casa donde mataron a la mujer dijeron no haber oído disparos ni gritos.

"Dormimos toda la noche encerrados con aire acondicionado y por eso no escuchamos nada", contó Osmar Pitaro, el propietario de la vivienda en cuya puerta ocurrió el crimen. "Es común que las chicas usen mi entrada para tener sexo con los clientes. El lugar es especial", contó el hombre sorprendido por la noticia del crimen.

El juez Carbone se presentó en el lugar. "Tenemos por ahora varias hipótesis. No se descarta ninguna y también se van a investigar las denuncias que hizo esta mujer en su momento", comentó el magistrado. Más tarde, y con los datos preliminares de la autopsia, el juez confirmó que la muerte se produjo entre las 3 y las 4 y que la víctima no fue violada. Gustavo, un vecino de la zona que conocía a Cabrera y pidió reserva de la identidad, contó a este diario que Sandra le había comentado que "se la tenían jurada". La mujer se había mudado hacía poco tiempo por seguridad. Según contaron habitantes de la zona, vivía en San Lorenzo al 3200.

Una amiga de Cabrera, que también pidió estricta reserva de su nombre, contó que tanto ella como Sandra estaban amenazadas de muerte por un antiguo agente de Moralidad Pública. "Por favor no pongás mi nombre, estoy desesperada con esto que pasó", manifestó. Según la muchacha, el policía en cuestión habría dicho que "íbamos a terminar con un tiro en la cabeza".

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La entrada de la casa de Inriondo 667, donde mataron a Sandra. Le dispararon a corta distancia y sin que pudiera resistirse.

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