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 miércoles, 28 de enero de 2004


Edición Matutina

Coincidencias sobre el campo
En la sección Reflexiones he leído un brillante artículo firmado por el doctor Angel Fernando Girardi. De esa lectura he notado que coincido con un montón de conceptos vertidos por él. Podría suscribir todo lo escrito, pero mi intención es tomar contacto con quien eso escribió porque noto que comulgamos acerca de las ideas sobre el futuro del sector agropecuario y del país. Para conseguir las cosas que plantea tenemos que empezar a juntarnos quienes tenemos el mismo pensamiento.
Cuidacoches en Mar del Plata
Hace 15 años que veraneo con mi familia en la ciudad de Mar del Plata. Pero lamentablemente veo que siguen estando los cuidacoches en Playa Grande. Se creen los dueños de los lugares para estacionar, negando espacio a quienes no les damos generosas propinas. Bloquean los lugares con distintos ardides, ya sea dejando mucho espacio entre auto y auto y empujándolos luego para colocar el de su cliente y ponen cajones u otros elementos para ocupar un estacionamiento que es público. Espero que la Municipalidad haga algo contra estas verdaderas mafias del acomodo y la coima encubierta.
La movida rolinga
He leído la nota entera de la banda de rock "La Rolinga 78". Como músico rosarino y parte de una banda under, comprendí el por qué de la decadencia musical, sobre todo rosarina. La movida rolinga, de la que este muchacho habla, es una tendencia nueva donde sobre todo impera el orden visual. Las vestimentas rotosas, el ridículo flequillo, el morral, todo forma parte de una moda al igual que los punk, los heavy metal y los hippies. Me reí cuando habló de los punk como "chetos y caretas". Ellos no, por supuesto. Me chocó mucho lo que dijo sobre los porteños, tildándolos indiscriminadamente de agrandados, olvidándose de que en la misma nota dijo: "...Siempre metemos 250 personas por recital, mientras que otras bandas nuevas juntan 80 ó 90". Muy linda tu humildad. Gracias a esa mediocridad musical nos encontramos los músicos rosarinos junto a una "rolingada" absurda y facilista como los punk a los que estos chicos critican, y luego dicen: "Tratamos de representar la amistad entre todos los géneros". Bueno, de los rolingas ni siquiera podemos esperar firmeza en su vano discurso.
Los intelectuales y Cuba
Los cinco intelectuales argentinos que nada dicen sobre la injusta prisión que sufren los cinco patriotas cubanos detenidos en EEUU -luego de un injusto proceso condenados y mantenidos como rehenes del imperio- sí le piden al gobierno nacional medidas y acciones contra la dictadura de Castro, a favor de los disidentes y otras barbaridades por el estilo. Cinco intelectuales, entre los que se encuentra Fernando Ruiz, empleado de la mafia cubano-norteamericana de Miami. El solo hecho de ver a tal personaje junto a cuatro escritores no hace más que confirmar lo tendencioso, malicioso y artero de este pronunciamiento. Que nadie se engañe: estos escribas, entre los que casualmente hay un par que tuvieron mucha notoriedad durante el menemismo, a los que parece que este veranito les calienta demasiado las neuronas, no se les ha visto pronunciarse con tanta vehemencia sobre la invasión a Afganistán, ni sobre las atrocidades cometidas en la ex Yugoslavia, y mucho menos sobre la masacre de Irak, por citar los horrores más recientes. Nunca se le ha dado tanta importancia a las opiniones de estos escritores sobre el hambre, la miseria, la desocupación y la corrupción, causados por la dependencia y la sumisión frente a la política de los amos del mundo, a quienes ellos admiran y añoran. Intelectuales de esta calaña será mejor que no aporten nada más; no nos ayuden más por favor.
Los muertos de Irak
Cuando Bush leyó el discurso de ultimátum a Saddam Hussein en general hubo dos reacciones. A la mayoría el hecho les importó poco. Después de todo Irak está lejos y en última instancia la Argentina exporta petróleo y cereales, así que una buena guerra que corte el tráfico del crudo y haga que en algún lugar se pierdan cosechas a nosotros no nos viene mal. Parecería tonto entonces preocuparse, pero hubo otros que sentimos bronca que el gobierno de un país pueda considerarse la policía del mundo y pisotear a la propia ONU. Lamentablemente pareciera que muchos de los que en aquel momento se sintieron así, hoy sienten un vergonzoso placer vengativo cuando aparecen las noticias de los atentados en Irak y Afganistán. Así como en la guerra de Malvinas nuestros soldados, especialmente los de bajo rango, no eran precisamente apologistas de Galtieri y del Proceso militar sino más bien pibes que un día les dieron una arma y la orden de embarcarse a una guerra, también sería ingenuo pensar que todo soldado norteamericano es un imperialista de alma que desea ver al mundo convertido en una colonia norteamericana. La realidad es que en un país altamente injusto y sumamente racista el ejército es una salida laboral y de ascenso social para los negros, los latinos y las demás minorías. Son ellos, y no los generales que digitan la guerra o los hijos de los políticos norteamericanos quienes mueren en esos atentados. Son esas chicas y chicos quienes mueren hoy en Irak, como ayer murieron en Vietnam. Entre las víctimas de este imperialismo se cuentan también los propios ciudadanos norteamericanos. Bush tiene dos hijas con edad suficiente para ir a la guerra y que, por supuesto, no están en Irak (como tampoco Bush estuvo en Vietnam) sino que suelen aparecer cada tanto en las noticias por algún incidente relacionado con la bebida.
Ocupación ilegal de terrenos
Hace más de dos años mi marido, Alberto A. Cairo, y sus socios, propietarios de la quinta productora de hortalizas ubicada en la calle El Ceibo al 5300 (Liniers al 4300), donaron a la Municipalidad de Rosario una extensión de terreno para que fuera una calle que facilitara el acceso de vecinos, transporte, policía y ambulancias al complejo habitacional que linda con la mencionada quinta. Ante la falta de obras por parte del municipio, hoy nos encontramos con que esa extensión está por ser ocupada por viviendas precarias, hecho que imposibilitaría la construcción de la calle para la que fuera donada. Aunque somos conscientes de la realidad socioeconómica de la que formamos parte, también es cierto que el asentamiento de personas en esos terrenos a la larga perjudicará aún más el ya castigado nivel de vida de todos los vecinos de la zona, acarreando conflictos entre ellos, que me atrevo a asegurar, no serán de fácil resolución. Apelo a que los funcionarios demuestren que están capacitados para resolver los problemas de quienes aún confiamos en que nos representan.


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