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 miércoles, 14 de enero de 2004

El tema es cómo pagar la deuda

Mario Candioti / La Capital

Juntar tantas individualidades de nivel no es garantía para conseguir juego asociado. Es decir, poner sobre una cancha a Carlos Tevez -lejos, el mejor jugador del fútbol argentino-, Luis González, César Delgado, o Mariano González no implica que haya equipo. De hecho, en un análisis previo la envergadura de los protagonistas garantizaba un plus futbolístico que poco hacía suponer que días después el equipo de Marcelo Bielsa estuviera penando por la clasificación para los Juegos Olímpicos. Es decir, la deuda futbolística argentina es grande y bastante impensada. Pero deuda al fin.

En los papeles previos, Atenas no parecía lejos. Hoy, hasta en la retórica del propio entrenador los Juegos aparecen como un horizonte con algunos nubarrones. Aún ganando hoy, la imagen inicial de este seleccionado Sub 23 dejó mucho que desear.

Para muestra basta un botón. En la previa, el propio técnico había elogiado las bondades del seleccionado peruano -primer rival en el derrotero albiceleste y cosecha de magro empate- tildándolo del "de mejor preparación". Hoy, Perú quedó eliminado. Después, contra Bolivia, hubo un gesto de confraternidad del arquero Alquiza -quien mucho tuvo que ver en el segundo gol argentino-, que le permitió respirar con mayor tranquilidad a jugadores y cuerpo técnico.

En síntesis: dos partidos, cuatro puntos, poco, muy poco de fútbol. Como para seguir alimentando el sostenido deterioro de imagen del entrenador, quien siempre contextualiza de manera atinada las respuestas a los cuestionamientos que se le efectúan, pero que encuentra en posiciones caprichosas sus peores enemigos, como eso de confiar ciegamente en los cambios de funciones de jugadores que, a la vista, resienten su rendimiento, tales los casos de Clemente Rodríguez y Luis González, por citar un par de ejemplos. Eso, más allá de notarse que al equipo le falta sorpresa, definición y un sistema de conducción claro. Es decir, un compendio de atributos negativos que un equipo como Argentina no debería hacer gala.

El técnico sabe que arrastra una deuda, que después del Mundial Corea-Japón el crédito disminuyó considerablemente (la pérdida del feeling con la gente es el dato más notorio) y se hace muy difícil que, de un día para otro, se logre el salto de calidad de un equipo que lo necesita, que tiene nombres pero no encuentra el ensamble.

La deuda es pagable porque las garantías -léase los jugadores- son válidas. La duda es si el deudor -léase el técnico- puede pagarla por sí solo.

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Bielsa recibe críticas constantes.

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