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 domingo, 11 de enero de 2004

Inflación y desocupación

Aunque a la inflación y la desocupación sólo las acerca la rima fonética, ambos conceptos son esgrimidos por distintos sectores a la hora de expresar las dudas sobre la viabilidad de abrir la discusión sobre los salarios.

La directora de la Fundación Mercado, Susana Nuti, advirtió que si se siguen aumentando salarios por decreto "hay riesgo de inflación", y recomendó que los incrementos en los haberes "estén atados a la suba de la productividad".

"Si las pujas distributivas se resuelven con decretos y aumentos salariales que no están atados a la productividad va a haber un incremento de inflación que recortará las posibilidades de consumo", alertó Nuti.

Distinta es la visión que tiene sobre el tema el economista Marcelo Lascano, quien no cree que se produzca inflación por un reclamo en pos de recomposición salarial. "No veo inflación, porque además no veo reclamos masivos por una falta de liderazgo", dijo Lascano y además aclaró que "cuando se tiene 20% de desempleo y otro tanto de subempleo, existe un poco de miedo de hacerse el gaucho", en alusión a reclamos fuera de lugar.

En rigor, la desocupación operó en estos años como un efecto paralizante ante la posibilidad de exigir mejores condiciones laborales.

"Los desocupados son la peor ley de flexibilización laboral", dijo el titular de la CTA, Víctor De Gennaro. "Sobre esa realidad se desarrolla la sobreocupación y la precarización, sobre esa realidad resuena la fatídica frase de la patronal abusiva: si no te gusta, te vas", agregó el dirigente.

Para el economista Eduardo Curia, "el riesgo que se abre es que las negociaciones por salario deriven en un clima de cierto rebasamiento". Explicó al respecto que "si bien el salario es importantísimo como un elemento para honrar el sostenimiento de las personas y es parte de la demanda, también es parte del costo". De ese modo, a su juicio si bien los niveles intermedios de ingresos o los más altos tienen que hacer sus ajustes y recuperar las pérdidas sobre el salario que derivó de la devaluación, "el hecho es no pasarse".

De todos modos, estudios elaborados por el Ministerio de Trabajo demuestran que la incidencia del costo laboral en la actividad industrial es un 54 por ciento menos que el registrado en 1990 y un 61% más bajo al de 1993.

Esta situación, sumada al aumento de la productividad en muchos sectores y a los vientos que soplan desde el gobierno y los distintos gremios, ponen al tema salarial en el centro de la escena. Habrá que ver hasta dónde se avanza.

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