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 lunes, 24 de noviembre de 2003

El gobierno salió al cruce de declaraciones del titular de Cáritas
Para Aníbal Fernández, "el trabajo es el único ordenador de los pueblos"
El ministro del Interior aseguró que el principal desafío planteado para el 2004 es "consolidar el crecimiento"

Damiel Leñini / La Capital

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, señaló que el principal desafío del gobierno para el 2004 es "consolidar el crecimiento" porque "el trabajo es el único ordenador de los pueblos". Manifestó el ministro que el titular de Cáritas, monseñor Jorge Casaretto, "no inventó nada" al decir que los subsidios a desocupados, si no hay contraprestación laboral, fomentan la vagancia. "Hace 2.000 años San Pablo decía: el que no trabaja que no coma, y 50 atrás Juan Perón, que cada uno tiene que producir por lo menos lo que consume", graficó.

En diálogo con La Capital, Fernández -fiel exponente duhaldista, ex intendente de Quilmes- dijo que luego de la reestatización del Correo el gobierno revisará 52 contratos con las privatizadas, tarea para la cual tiene un año.

-¿Cuál es el balance que hacen del primer semestre de gobierno?

-El primero, la recuperación del vínculo entre la sociedad y la política, seriamente dañado a fines de 2001. El segundo, que los proyectos de acciones tendientes a generar actividad están en marcha. Vamos a cerrar el año con un crecimiento del PBI superior al siete por ciento, que es muy importante, y el presupuesto de 2004 prevé, en una línea de pensamiento absolutamente austera, un cuatro por ciento más. Eso es trabajo; eso se traduce en otro tipo de beneficios para la sociedad. Creemos que vamos por buen camino, pero hay mucho por hacer.

-¿Cuál es el desafío más importante para 2004?

-Consolidar el crecimiento.

-Qué piensa de todo lo que se ha dicho sobre la policía, desde Gustavo Beliz hasta la respuesta de los intendentes del conurbano...

-De todas las policías pienso lo mismo: creo que en su enorme mayoría están compuestas por gente honesta. Hay tipos que se han valido de la fuerza que les da el Estado o el gobierno o la Nación para defender la vida y los bienes de los ciudadanos, en beneficio propio. Me resisto a llamarlos malos policías: son chorros que hay que hacer todo lo posible para apartarlos de la fuerza. Y el poder político tiene que garantizar los canales adecuados para que los honestos, que son la inmensa mayoría, los vayan separando de a uno y vayan recobrando el prestigio que nunca debieron haber perdido. Eso es lo que pienso de todas las policías; creo que hay que luchar fuerte para extirpar a los que no tienen que estar.

-El mapa del delito es diferente de un territorio a otro, y en ningún lugar como Buenos Aires hay tantos secuestros...

-(Interrumpe). Son las reglas que están. Los delitos muchas veces copian hasta metodologías, formas de otros países. Sudamérica está conflictiva, nosotros tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de lo nuestro, y eso se ataca primero en los lugares donde se provoca el delito más que andar detrás del hecho producido. Y eso requiere de una política en la que estamos trabajando fuertemente. No se puede enunciar esto, no se trata de pararse con un micrófono y contar lo que se está haciendo porque sino conspira contra el objetivo. Por eso muchas veces pareciera que el Estado está sin gestos. Todo lo contrario, se está trabajando muy fuerte.

-Lo que se está descubriendo sobre la Policía Bonaerense, ¿no esmerila u opaca la imagen de Duhalde?

-(Abre los ojos, extrañado). No... Este problema tiene 40 ó 50 años. Lo que creo es que el poder político siempre debió haber puesto el cuchillo a fondo para evitar que esas cosas sigan creciendo, porque los que hace 10 años no tenían ese comportamiento lo han adquirido después. Pero son una minoría los que se comportan de esa manera. Hay que extirparlos, y hoy estamos todos decididos a eso. Por lo tanto, va a tener que prosperar. No se le puede echar la culpa a un gobernador.

-¿Por qué la vindicta recayó más sobre los políticos que sobre la policía, pese a que aquí hay ejemplos de chorros mayores?

-Eso es un lamento y yo no vivo de lamentos. Si así fue, me importa un carajo. Quiero trabajar día a día por lo que crece. ¿Nos fue mal a los políticos? No importa, secundario. Lo importante ahora es invertir en el proceso de cambio.

-¿Por dónde pasa la reforma política? ¿Hay convencimiento de encararla?

-Sí, y pasa por la transparencia, la seriedad en la ejecución del presupuesto, el comportamiento político, la relación con sociedad, el respeto por el prójimo y una transformación profunda de la forma de seleccionar a los políticos.

-Empezaron por el Correo, ¿van a seguir con otras empresas?

-Son 62 contratos, el Correo debe ser el más claro de los incumplimientos. Pero son 62 los que se revisan y tenemos un año para hacer todo.

-Casaretto dijo que hay que resetear los planes sociales, y que si no hay contraprestación fomentan la vagancia.

-Casaretto no inventó nada. Hace 2.000 años San Pablo decía "el que no trabaja que no coma", y 50 atrás Juan Perón afirmaba que "cada uno tiene que producir por lo menos lo que consume". El trabajo es el único ordenador de los pueblos. Sólo el trabajo. Lo que no se puede es confundir un plan social que era imperioso hacer porque la gente tenía hambre, no podía esperar, había que resolverlo, con otra cosa. La Alianza tenía 74 planes que se llevaban el 30 por ciento en gastos administrativos; cada 100 pesos, 30 se iban en administración. Este, en cambio, el 1,6 por ciento; y abarca a una inmensa mayoría de beneficiarios. ¿Eso solo nos satisface? No, eso es en todo caso una demostración acabada del fracaso de la política. Pero tenemos que ir paulatinamente resolviéndolo. Lo que dice Casaretto es una obviedad que compartimos todos. Es tan dura la obviedad que resalta, y en boca de un obispo más aún. Pero no nos dice nada nuevo. Siempre supimos eso.

-Fue evidente el cambio en la relación del presidente Néstor Kirchner con Carlos Reutemann; se dice que es porque el Lole apoyará y no se prestará a operaciones de la derecha que lo quiere ocupando el espacio menemista.

-Me parece que no es así; me parece que Reutemann ha dejado muchas buenas señales en Santa Fe como para mirar una cosa muy chiquitita.

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Fernández habló de revisión de contratos.

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