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 lunes, 24 de noviembre de 2003

Colombia: 800 paramilitares abandonan las armas

La Ceja, Colombia.- Una de las páginas más dolorosas en la historia del conflicto colombiano se comenzará a cerrar mañana con la entrega de armas por parte unos 800 paramilitares, en un histórico hecho que se prevé marcará el fin del movimiento de ultraderecha en el país.

En medio de la atención y expectativa generalizada, centenares de combatientes, en su mayoría jóvenes entre los 18 y 27 años, les dirán adiós a las armas en un emotivo acto previsto para las primeras horas del martes en la ciudad de Medellín.

Allí los 800 paramilitares que conforman el Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), inmersas en un plan de paz con el gobierno, iniciarán el proceso de desmonte y reincorporación a la vida civil de una de las organizaciones más crueles en la historia de los conflictos.

Una vez que dejen su armamento -unos 112 fusiles AK-47, pistolas, morteros y lanzacohetes- en manos de las autoridades, los para entonces ex combatientes serán trasladados al municipio de La Ceja, a unos 45 kilómetros de Medellín, donde se concentrán durante tres semanas en una finca preparando su reinserción definitiva.

La facción paramilitar, dirigida por José Sierra, conocido con el alias de "Don Berna", es la principal estructura urbana con la que cuentan las AUC. Por cerca de una década, sus hombres operaron en el propio seno y alrededores de Medellín, la segunda ciudad en importancia en Colombia.

Su misión consistió principalmente en arrebatarles el control a los grupos rebeldes de las zonas marginales de esa ciudad y desarrollar un intenso trabajo político y social. Esa cruenta disputa entre ambos bandos tuvo como escenario las calles empinadas de los barrios pobres de esa urbe.

A diferencia de los comandos rurales, el Bloque Cacique Nutibara está integrado por muchachos que en su mayoría pertenecieron a bandas delincuenciales o de pistoleros a sueldo alentadas por el narcotráfico del Cártel de Medellín.

La desvinculación de la guerra del primer grupo de autodefensas representa sin duda una buena noticia, en palabras del ministro del Interior y Justicia Sabas Pretelt, pero a la vez uno de los más grandes retos que ha tenido enfrente el gobierno del presidente Alvaro Uribe.

El mandatario tendrá que demostrar, entre otros, que el Estado y la sociedad sí están preparados para recibir con los brazos abiertos y con suficientes garantías a los que fueron sus verdugos.

La ceremonia de entrega de armas se cumplirá en presencia de las autoridades de la vecina ciudad de Medellín y de Restrepo, quienes coordinan los planes para la reinserción de los paramilitares.

La desmovilización del primer grupo de autodefensas fue anunciada el pasado 13 de noviembre por el comisionado Restrepo en una carta de compromiso suscrita por las partes y las autoridades de Medellín.

En la misiva, el gobierno se "compromete a presentar ante la ciudadanía de manera pública todos los programas que se llevarán a cabo durante el primer año subsiguiente a la desmovilización, dando detalles sobre entidades responsables, costos y metas".

Hace cuatro meses, las AUC y el gobierno del presidente Alvaro Uribe dieron comienzo a un proceso formal de paz con la firma de un acuerdo que prevé la desmovilización, antes de finalizar 2005, de la totalidad de los miembros del grupo paramilitar. (DPA)

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