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 domingo, 17 de agosto de 2003

La resurrección de un goleador
Maximiliano López repuntó su floja actuación en el torneo panamericano con el gol decisivo en la final

Maximiliano López resucitó en el momento justo. Después de un flojo torneo, pagó con creces la confianza de su entrenador al marcar el gol que valió una medalla de oro panamericana para la selección de fútbol de Argentina.

"Fue uno de los goles más importantes de mi carrera", reconoció López. Unos minutos antes, la noche del viernes en el estadio Juan Pablo Duarte se había teñido de celeste y blanco, con los festejos por la victoria por 1 a 0 sobre Brasil en la final.

López jugó apenas 45 minutos, pero con su gol se convirtió en el héroe de un partido en el que se esperaba el fulgor de otros jugadores. Pero ni el argentino Franco Cángele ni el brasileño Vagner repitieron sus actuaciones anteriores.

"Es una alegría que no tiene nombre. Fue una final durísima, contra un gran rival como Brasil. Estoy muy contento por lo que hemos logrado", afirmó el centrodelantero, de 19 años.

Con 20 partidos y dos goles en primera división, el jugador de River Plate fue uno de los integrantes más experimentados de la selección argentina que ganó en Santo Domingo 2003 su sexto título panamericano.

Fueron pasando los rivales -Paraguay, Guatemala, México y Colombia- y Maxi no lograba romper con su ayuno goleador. Se lo notaba torpe con el balón y en general desencontrado con sus compañeros. Y apenas si tuvo ocasiones claras para marcar.

Pero el técnico Miguel Angel Tojo lo mantuvo como titular a rajatabla, más allá de que Manuel Perrone lo sustituyó en algunos partidos en el segundo tiempo.

"No estaba en su mejor nivel, estaba con algunos problemas, pero Maximiliano tiene un espíritu de lucha encomiable. Por suerte, pudo convertir justo el gol de la final, el más importante", señaló Tojo.

Pero el viernes se notó un cambio en López apenas comenzó el partido: iba y venía con mucha movilidad por todo el frente del ataque, se asociaba con Cángele y Osmar Ferreyra, y hasta se daba el lujo de algunos destellos técnicos, como cuando paró el balón con el pecho y giró para habilitar a Ferreyra, en el otro extremo.

A pesar de su precisa definición y del impacto de su gol, Tojo decidió dejar a López en el vestuario para el complemento, por razones tácticas. "Maxi venía un poco cansado y ya había decidido que entrara Perrone por él antes del partido", argumentó el entrenador.

El longilíneo y rubicundo López integró el plantel Sub 20 que fue campeón en el Sudamericano de Uruguay, a principios de año, pero entonces estuvo a la sombra de su compañero de River Plate Fernando Cavenaghi. Santo Domingo 2003, en cambio, le dio una buena oportunidad de fogueo.

"Espero que me sirva. Esta experiencia de los Juegos Panamericanos fue diferente, porque no es muy común entre los futbolistas compartir tantas cosas con deportistas de otras disciplinas. En lo futbolístico y en lo personal me deja sabores nuevos que se van agregando a mi vida", detalló.

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Maxi López le dio el título a los albicelestes.

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