Opinión: Estos partidos no se ganan como sea

Mauricio Tallone

Llegó el partido más esperado por Newell's y Central. Y aunque la dimensión folclórica que convoca el clásico de la ciudad hoy no está en correspondencia con el nivel futbolístico que vienen mostrando los dos equipos en el Apertura, sería cuanto menos ligero, pasar por alto el trazo grueso del espectáculo que siempre genera para los rosarinos un enfrentamiento de este calibre.
Separada la hojarasca emotiva entre canallas y leprosos, es preciso mensurar que el escenario futbolístico que recibirá a ambos no es precisamente un sendero de rosas. Si bien el paso de las fechas se encargó de poner algunas sonrisas en un coctelera indomable y repartió festejos esporádicos en una y otra vereda, la simetría de sus realidades tiene su correlato más evidente en el andar que exhibieron en la presente temporada. Salvo un ramillete de excepciones, Central y Newell's no lograron mirarse en el espejo del buen funcionamiento y cuyo confín de atributos futbolísticos casi siempre estuvo mixturado por una notoria ausencia de fútbol.
Copiándose a libro abierto de esos renglones de superioridad numérica con los que ha escrito los últimos 21 años en el Parque, Newell's llega a este desafío remachando una paternidad inmune a los ciclos de varios entrenadores. A tal punto las estadísticas le dan una mano que de los últimos 23 clásicos en el Parque -se jugaron 24 pero uno fue suspendido- logró bordar una marca de 10 victorias y 13 empates.
A los efectos de este cuadro de situación, se impone el interrogante que hace más de 2 décadas le sigue molestando al oído de los hinchas canallas: ¿Podrá Central hacerle frente a esos 21 años de abstinencia en campo enemigo? ¿Podrá este plantel archivar en noventas minutos de fútbol los dislates institucionales que acosan al club y graduarse de equipo bisagra? Si bien sobre estos interrogantes se han tejido las más variadas circunstancias, su génesis indica que este plantel no tiene porqué hacerse cargo de semejante estigma.
Ahora, no todas fueron pálidas las que vivió el hincha de Central en la antesala del clásico. El pueblo canalla supo apreciar en lo que va del campeonato el surgimiento de promesas como Muñoz Mustafá, Cetto, Correa, Encina, Ferrari y Delgado. Aunque también observa con intranquilidad las turbulencias de este recorrido zigzagueante del Apertura, al que Jota Jota le ha dado status de equipo en formación.
Hoy, cuando la dictadura del reloj marque las 16 no habrá más tiempo para deslizarse en el terreno de las conjeturas. Newell's y Central tendrán la chance de dinamitar sus realidades futbolísticas. Del ganar como sea, ni hablar. Constituye ese plus de estupidez y pereza intelectual que con tanto entusiasmo cultiva buena parte de los argentinos.