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sábado,
08 de
diciembre de
2007 |
“Somos muy rápidos con la ironía y el cinismo"
La Nobel de literatura Doris Lessing, de 88 años, dio a conocer por anticipado su discurso de premiación
El hecho de recibir el premio Nobel de literatura a una avanzada edad no templó el carácter de Doris Lessing. Con una dura denuncia de la falta de oportunidades de las personas en los países pobres y la mentalidad de desechar todo rápidamente que rige en la parte occidental rica del mundo, la escritora británica de 88 años presentó ayer su discurso de premiación poco antes de la entrega del galardón en Estocolmo.
Lessing no participará pasado mañana en la ceremonia de entrega de premios por problemas de salud e hizo leer su texto en la capital sueca por su editor británico Nicholas Pearson.
“Un montón sobresaturado”. “Somos un montón sobresaturado, nosotros en nuestro mundo, en nuestro mundo amenazado. Somos muy rápidos con la ironía y el cinismo”, señaló en el discurso que lleva el sarcástico título: “No ganar el premio Nobel”.
“Estamos en una cultura que se está fragmentando, donde nuestras certezas de hace apenas algunas décadas son cuestionadas y donde es común que hombres y mujeres jóvenes que tuvieron años de educación no sepan nada acerca del mundo, no hayan leído nada, y sepan sólo de alguna especialización u otra, por ejemplo, de computadoras”, indicó.
Lessing destacó una y otra vez el hambre de lectura y formación que tienen los alumnos en países pobres como Zimbabwe, donde vivió un cuarto de siglo hasta 1949. Dado que en una escuela normal de ese país no hay dinero ni para tiza, y muchos menos para libros, las consecuencias son previsibles: “No creo que tantos alumnos de esa escuela puedan recibir premios”. Por el contrario, afirmó, se puede estar “bastante seguro” de que sí puede ser ése el caso de una conocida escuela de varones con bonitos edificios en el norte de Londres, que ella visitó en su calidad de escritora conocida. Según aseguró, allí no percibió ningún hambre por saber: “Seguramente todo aquel que da discursos recuerda ese momento en que mira y sólo ve rostros inexpresivos”.
La autora de “El cuaderno dorado” (1963) sostuvo que “nos estamos enfrentando a una increíble invención, las computadoras e internet y la televisión; una revolución” .
En ese marco, lamentó que, en el pasado, “leer libros formaba parte de la educación general” y agregó: “Las personas mayores, cuando hablan con las más jóvenes, se dan cuenta de cuánto forma leer, porque los jóvenes saben ahora menos”.
Su ausencia en las celebraciones del Nobel en Estocolmo la semana que viene es el problema menor para la escritora. Cuando en octubre le contaron cuál había sido la argumentación para darle el Nobel (“narradora épica de la experiencia femenina, que se propuso analizar una civilización fragmentada con escepticismo, pasión y fuerza visionaria”) comentó: “¿De verdad dijeron eso? Qué ridículo”.
Explicó que hace más de treinta años uno de los jurados le dijo, de mala manera, que ella nunca recibiría el Nobel. (DPA)
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Lessing se queda en su casa, no irá a la ceremonia en Estocolmo.
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