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 sábado, 08 de diciembre de 2007  
Los jóvenes y el alcohol

Me siento con el compromiso de hacer algo frente al lamentable hecho sucedido en el baile de graduación de los alumnos del tercer año polimodal de la escuela Brigadier López. El alcohol convirtió un momento de felicidad para quienes tenemos el orgullo de tener entre los graduados a nuestros hijos, en un triste final. Me pregunto: ¿por qué soportar esto?, ¿dónde están los padres de los chicos que encuentran en el alcohol el escape a sus problemáticas? En primer lugar, me siento en la necesidad de separar a la institución escolar que formó y cuidó de nuestros hijos durante los años de cursado. En efecto, como madre sólo puedo expresar palabras de agradecimiento hacia todo el personal directivo, docente y no docente por la importancia que tuvieron en el proceso de formación y crecimiento de nuestra hija. Con seguridad este sentir será compartido por otros padres. Con esta advertencia previa, quiero significar que los responsables de los hechos positivos y negativos de los hijos en esta etapa de la vida somos exclusivamente los padres. Me pregunto a modo de reflexión: ¿dónde y qué hacen los padres de los jóvenes que provocan esta clase de hechos? Quienes tenemos hijos adolescentes sabemos de la importancia de estar cerca de ellos, de conocer sus amistades y los ámbitos que frecuentan y, principalmente, prevenirlos de los riesgos que están fuera de sus ámbitos de referencia y contención. Todo esto puede fácilmente lograrse manteniendo siempre presente el diálogo y comunicación con ellos. Pero, cuidado, esta comunicación no debe ser entendida como permisividad y/o no fijación de límites. Por el contrario, ellos tienen que entender que sus vidas siguen y seguirán siempre resguardas y conducidas por nosotros no con un sentido de posesión, sino de protección que nace del infinito amor que les tenemos. Si bien todos conocemos el aumento de consumo de drogas y alcohol en la gente joven, con independencia del sector social que los incluye, no percibimos su alcance hasta que nos toca vivenciarlo. Aunque suene feo, sentí lástima cuando observaba a los chicos cómo cambiaban su personalidad con el ingesta de alcohol. ¿Cómo parar esto? Sería fácil decir que se ocupen otros. Pero, ¿quiénes son los otros? Desde mi humilde lugar de madre les pido a todo el universo de padres que nos ocupemos (en el buen sentido) de nuestro hijos. Que no se conviertan en letras muerta frases como, "son lo más preciado de nuestra vida", "ocupan el lugar más importante", "sin ellos no sé qué haría" y tantas otras. En lugar de hablar, por favor actuemos. Por último, pido en nombre de todas las familias mis sinceras disculpas a quienes con su afecto nos acompañaron y se vieron obligados a vivir este triste suceso.

Adriana Krasnow Pitasny

DNI 17.773.108


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