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 viernes, 07 de diciembre de 2007  
La deficitaria Alitalia, con piloto automático

Carola Frenzen

Roma. — “Que gane el mejor”, fue el deportivo lema escogido el miércoles por el premier italiano, Romano Prodi, para describir sus expectativas con respecto al futuro de la maltrecha aerolínea con bandera de su país, Alitalia. Ahora las cartas están sobre la mesa. La franco-holandesa Air France-KLM y la italiana AirOne mostraron ayer su interés por Alitalia, aunque en ambos casos como ofertas preliminares no vinculantes. Por el contrario, y para sorpresa de muchos italianos, la alemana Lufthansa renunció también ayer a la carrera.

   Desde que en julio fracasara de forma estrepitosa una primera subasta de la aerolínea, Prodi está en vilo. Tras meses de especulaciones previas, todos los interesados arrojaron entonces la toalla al comprobar que no contaban con suficiente margen de negociación con el gobierno italiano y que, por lo tanto, tampoco tenían posibilidad alguna de sanear la compañía. Así justificó su renuncia como aspirante el empresario Carlo Toto, a cuyo AP Holding pertenece AirOne. La compañía vuelve ahora a estar en carrera, lo que demuestra que las condiciones de compra han cambiado desde entonces.

   El nuevo director de Alitalia, Maurizio Prato, presentó a fines de agosto un meditado plan de salvamento de la aerolínea, que prevía no sólo recortes de puestos de trabajo, sino también la suspensión de rutas no rentables. El plan también establecía que los vuelos de Alitalia se realizaran sobre todo desde el aeropuerto romano Fiumicino, y no desde el milanés Malpensa, uno de los requisitos indispensables para la posible compra por parte de France-KLM.



Euros de más. Hasta ahora no se mencionan cifras concretas, pero el grupo franco-holandés no parece dispuesto a pagar el “exagerado” valor bursátil de Alitalia, que asciende a los 1.100 millones de euros (1.600 millones de dólares).

   Para Prodi y su dividido gobierno, cada nuevo capítulo de esta historia interminable no hace más que agotar un tiempo cada vez más exiguo. Si vuelve a fracasar el proceso, en el que el Estado italiano pretender vender su participación del 49,9% en la compañía, “entonces todo el juego comenzaría otra vez desde cero”, escribió ayer el diario La Repubblica. “Entonces se volvería muy concreta la posibilidad de que el gobierno tuviese que nombrar un interventor para dirigir Alitalia”, especula el rotativo italiano.

   Buena parte del éxito o fracaso de las negociaciones dependerá de la reacción de los sindicatos a los planes de saneamiento de los oferentes. Al parecer, Air France-KLM tiene previsto un recorte de 2.700 puestos de trabajo y la reducción de la flota a 30 aviones, medidas impopulares que volverían a desencadenar huelgas y protestas.
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