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viernes,
07 de
diciembre de
2007 |
Ruidos de obras
Como damnificado, desde hace tiempo he intentado diversas alternativas individuales: los tapones para los oídos no resultaron, puesto que los ruidos de martillazos los traspasan con facilidad y no escuchaba el despertador. Agregué la radio, pero tampoco lograba interferir los ruidos de la obra, sí al despertador. Cubriendo las ventanas con materiales aislantes logré una reducción del ruido a casi la mitad, pero perdí una novia por sofocación. Y yo aún sin dormir. Me pareció que lo más sabio era estudiar el fenómeno. Así es como durante un año me despertaba alegremente a observar los progresos del edificio de calle Entre Ríos 360. Casi comienzo a extrañar sus ruidos cuando la obra es terminada, pero rápidamente fue el turno de otra, en Catamarca y Entre Ríos. Cuando a las 7 comienza la murga, me levanto a curiosear. La conclusión es asombrosa. No se trata sólo de gente trabajando. Tampoco un ensayo bagualero. Hay también piqueteros que se dedican a percutir tablones como diciendo "hasta que no nos paguen no nos vamos". Compañeros: si tienen quejas contra el ingeniero, nos avisan a los vecinos y vamos todos juntos. El es universitario, debe tener cierto grado de cultura. ¿Cómo no va a entender un reclamo justo? ¿Intentaron plantearle sus reclamos por las buenas? Hagamos primero una charla amigable, con unos mates o unos vinitos, para suavizar. Van a ver que él va a entender. Si no fuera así, entonces después nos vamos todos a piquetear a su casa. Para facilitar el trabajo de los inspectores, repetimos los datos de la obra: Catamarca y Entre Ríos, de 7 a 8 de la mañana y de 1 a 3 de la tarde. El nombre del responsable está en el cartel.
Juan C. Paradiso, LE 6.053.098
[email protected]
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