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sábado,
17 de
noviembre de
2007 |
Audaz robo en San Nicolás: una súper banda se llevó una avioneta
Osvaldo Flores / La Capital
San Nicolás.— Una vez más la crónica policial reporta el robo de una avioneta. Lo que parecía ser un hecho inédito años atrás, ahora parece repetirse asiduamente. Y eso no hace otra cosa que revelar que la Argentina, principalmente las provincias del noreste y centro del país, se han convertido no solo en una gran pista de aterrizaje de aeronaves con cargamentos de drogas y contrabando que llegan en vuelos clandestinos, sino también un excelente terreno para que las bandas se provean de esas máquinas.
El nuevo episodio ocurrió en el aeródromo nicoleño, lugar del cual una banda integrada por entre 8 y 10 maleantes se llevó una avioneta Cessna 182 tras reducir y encerrar al casero de la institución y a su familia por más de siete horas. Exhibiendo un gran profesionalismo, los desconocidos trataron diez puntos a los rehenes, eligieron la mejor aeronave que había en los hangares, llenaron sus tanques de combustible y algunos de ellos se esfumaron por el aire sin dejar ningún rastro.
Sorpresa nocturna. El audaz golpe se produjo alrededor de las 23 del jueves en el Aero Club San Nicolás, ubicado en la zona rural de la ciudad y a unos mil metros de la autopista Rosario-Buenos Aires. Tres sujetos golpearon a la puerta de la vivienda donde habita el casero de la entidad junto a su esposa y tres hijos de entre 8 y 15 años. Sin sospechar lo que vendría, el hombre abrió creyendo que se trataba de un socio o algún conocido ya que los perros guardianes del lugar no ladraron. Pero los delincuentes le apuntaron con sus armas y lo obligaron a reingresar a la vivienda.
Después de atarle las manos a los cuatro integrantes mayores de la familia, que a esa hora estaban levantados —la hija más pequeña dormía y “no la molestaron para nada”, dijo la dueña de casa—, los encerraron en una habitación tras exigirle al casero de buena manera las llaves de los hangares.
En silencio. “No escuchamos ningún ruido de vehículos y los perros tampoco ladraron, así que no sospechamos nada. No nos hicieron absolutamente nada, nos trataron bien, pero igual la pasamos muy feo porque no sabíamos las intenciones con las que venían”, alcanzó a decir el casero del predio a La Capital.
Según contó el presidente del Aero Club, Carlos Inés, el grupo estaba integrado “por unas ocho o diez personas, y mientras algunos se quedaron en la casa controlando a la familia del casero otros abrieron los hangares, eligieron el mejor avión que teníamos y revolvieron los cofres para tratar de encontrar las llaves y la documentación de la nave, pero no estaban allí”.
Inés agregó que “luego le cargaron unos 400 litros de combustible y esperaron hasta el amanecer para marcharse. En la casa, en tanto, cortaron los teléfonos, les sacaron los celulares a los caseros y hasta tomaron café esperando que se haga de día. Eso fue alrededor de las cinco y media de la mañana”, añadió.
Profesionales. “Durante la noche, y al ver que la situación se dilataba, el casero les ofreció a los maleantes encender el balizamiento de la pista principal para que pudieran decolar, pero dijeron que esperarían para poder volar de día”, señaló el dirigente de la institución.
El profesionalismo de los delincuentes quedó patentizado no sólo en la tranquilidad con la que actuaron durante las más de siete horas que permanecieron en el lugar, sino en algunos detalles que tuvieron en cuenta: usaron guantes de látex y luego limpiaron con servilletas de papel los utensilios que habían utilizado.
Equipada. La máquina sustraída es un Cessna 182 monomotor de cuatro plazas, matrícula LV-IRD, color blanco y rojo “con equipo de radio, navegación por GPS y un instrumental muy completo, cuyo costo es de unos 70 mil dólares”, según explicó el secretario del Aero Club San Nicolás, Carlos Ingoglia. La aeronave es propiedad de Cristian Herrera, un piloto comercial muy reconocido en San Nicolás y el norte bonaerense, que sólo utilizaba el servicio de alquiler de hangar que tiene el aeródromo.
“Con el tanque a full, este avión tiene una autonomía de vuelo de unos 1.200 kilómetros, o sea alrededor de seis horas de marcha”, ilustró Inés, aún sorprendido. Esa distancia les permite llegar en condiciones estables hasta Paraguay, donde no sólo se reabatecen de combustible sino que habitualmente desmontan un par de butacas para cargar drogas o contrabando.
“Nunca pensamos que pudiéramos estar viviendo una situación como ésta, aunque no hace mucho tiempo la padecieron en otros aeródromos, como Zárate y Saladillo”, dijo Inés (ver aparte). Para los directivos “es casi imposible” que la nave pueda ser comercializada. En tanto, los investigadores policiales se inclinaban ayer por pensar que se trataría de un golpe destinado a proveer de un nuevo vehículo al transporte de drogas.
El Aero Club San Nicolás tiene dos accesos, ambos de ripio y en condiciones casi deplorables de tránsito. Uno de los caminos lo separa mil metros de la autopista Rosario-Buenos Aires y el restante conecta a la ruta 188 y de allí a la ciudad de San Nicolás. Flanqueado por un gran parque, a cien metros del ingreso al predio y de la vivienda de los caseros, están los cuatro hangares que posee la institución. En uno de ellos se guardaban ayer cinco pequeños aviones, dos de los cuales están en desuso y otro es utilizado como nave-escuela.
En el hangar más alejado del ingreso estaba el Cessna 182 de Herrera y el pequeño avión de Inés, el que debieron mover para poder sacar la poderosa máquina cuyo destino se desconoce y que es buscada por la Fuerza Aérea Argentina y la policía bonaerense. l
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