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sábado,
17 de
noviembre de
2007 |
Un desastre para los poblados más pobres
Con vientos de 245 kilómetros por hora, el Sidr barrió en pocos minutos miles de viviendas precarias, erigidas con materiales de descarte.
Al menos tres ciudades de la costa sufrieron gran destrucción en pocos minutos y, 24 horas después del desastre, las brigadas de socorro no habían podido llegar todos los puntos afectados, por lo que el pronóstico era muy sombrío.
Hubo una marejada terrible que destruyó construcciones costeras muy endebles, pues tuvo olas de hasta cinco metros.
Las comunicaciones quedaron cortadas y varias localidades seguían aisladas completamente, en medio de la total precariedad de recursos de organismos estatales y privados.
El país, de 142 millones de habitantes, tiene una esperanza de vida promedio de apenas 63 años y un producto interno bruto per cápita de 376 dólares. Más de la mitad de sus habitantes están sumergidos en el analfabetismo, que padece casi el 50 por ciento de los niños y casi el 60 por ciento de los adultos.
Decenas de miles de personas seguían anoche a la intemperie, sin víveres ni reparo alguno. Un funcionario del gobierno dijo en Dacca que “muchos cadáveres podrían ser encontrados” en los distritos “devastados”, a los que los socorristas no pudieron llegar hasta ayer.
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