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sábado,
17 de
noviembre de
2007 |
Denuncian agresiones físicas por parte del personal de vigilancia de un súper
Dos hermanos de 22 y 24 años fueron agredidos por personal de un conocido supermercado luego de denunciar que uno de los vigiladores había pinchado intencionalmente el neumático de una camioneta que estaba estacionada en la playa del mismo establecimiento. Lo único que hicieron los jóvenes, según denunciaron ante la policía, fue contarle a la dueña del rodado lo que había sucedido y eso les valió una feroz golpiza lanzada por el autor del daño y un compañero de trabajo, que le ocasionó a uno de ellos un profundo corte en la oreja derecha.
El escándalo ocurrido poco antes del mediodía del jueves alteró aún más la ajetreada esquina de Montevideo y Moreno, donde se encuentra el portón y la explanada de acceso de las personas detenidas al edificio de los Tribunales provinciales. Es que hasta allí tuvieron que correr Damián y Fernando Calvo, este último con la oreja ensangrentada, para escapar del grupo de entre seis y ocho personas (vigiladores y personal del supermercado La Gallega) con intenciones de prolongar la paliza.
La repentina aparición de los muchachos corriendo directamente hacia el enorme portón, sin vacilar en introducirse por el conducto que termina en el subsuelo de los Tribunales, causó más que sorpresa entre los policías que habitualmente custodian el edificio. Los agentes al mando del comisario Sixto Rodríguez, jefe de delegación policial del Palacio, tuvieron que interponerse entre la turba y las víctimas. “Policía, por favor, nos quieren matar a palos porque apuntamos a un custodio como el tipo que le pinchó la rueda de una camioneta en el súper”, gritó desencajado Fernando, con un hilo de sangre que le chorreaba del lóbulo de la oreja derecha.
“Primero nos interpusimos. Eran varias las personas que perseguían a los muchachos desde el garage de La Gallega. Pensamos que podía ser un robo en el súper, pero los pibes aseguraban que no eran ladrones. Es más, uno de ellos tenía una bolsa de nylon que contenía lo que habían comprado y nos mostró los tickets. Ahí nos dimos cuenta de que algo raro pasaba. A todo esto, mientras el panorama se aclaraba la mayoría de los perseguidores se volvieron al local y sólo logramos retener a dos”, contó una fuente policial.
Todo comenzó unos minutos antes. Cerca del mediodía, Damián y Fernando, que son plomeros y trabajan con su padre, habían decidido hacer un alto en sus tareas para comprar un par de comestibles y una leche chocolatada. Así llegaron en auto al supermercado de Pellegrini y Moreno. Luego de pasar por la caja, los jóvenes subieron nuevamente al coche y cuando se disponían a beber unos sorbos observaron a un hombre vestido con camisa celeste, pantalón y campera azules que fue directo hacia un Mercedes Benz Clase A y le hincó un navajazo en la rueda delantera derecha.
“Lo vimos, pero además escuchamos el ruido de la cubierta desinflándose. Después guardó la punta en la campera y se fue. No sabíamos qué carajo hacer y decidimos que si aparecía alguien en el tiempo que nos quedaba hasta consumir la chocolatada se lo diríamos”, rememoraron ante La Capital los hermanos Calvo. Fernando lleva un vendaje tipo orejera que protege el lugar al que le pusieron cuatro puntos de sutura.
Carina Macanuso, la dueña del coche, apareció en escena poco después y en principio no se dio cuenta de que tenía una rueda en llanta. “Se acercó un muchacho y me dijo que uno de los vigiladores había pinchado el neumático. Entonces fui a reclamar, pero el encargado del súper y el de la custodia negaron todo, con soberbia y de mala manera. Así que lo fui a buscar al chico para que lo identificara”, señaló Carina.
Fernando y Damián acusaron al vigilador de haberlo hecho. Eso fue suficiente para que comenzara una discusión que terminó con los jóvenes literalmente cascados a piñas. “Enseguida comenzaron a pegarnos. Además de los dos tipos se sumaron otras personas del local. Pudimos zafar y salir corriendo por el portón que da sobre Montevideo. Fuimos para el lado de Tribunales en busca de la policía y de refugio”, recordaron.
El revuelo causado en Montevideo y Moreno fue de tal magnitud que la policía tuvo que presentarse luego en el estacionamiento de La Gallega. Allí estaba Macanuso, quien ratificó la versión de los muchachos.
Acto seguido, el custodio y el encargado del súper fueron conducidos a la seccional 2ª, aunque los liberaron horas más tarde. l
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