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miércoles,
14 de
noviembre de
2007 |
Los mismos desafíos que enfrentaron Thatcher y Reagan
París.— Con sólo seis meses en la presidencia, Nicolas Sarkozy ya está poniendo su legado en riesgo. Si cede ante los huelguistas que planean paralizar a Francia en los próximos días, sus credenciales de reformista podrían sufrir un daño irreparable. Si se mantiene firme ante los sindicatos, podría pasar a la historia como Margaret Thatcher y Ronald Reagan, como un líder que logró aplicar cambios de gran importancia en una nación que requiere urgentemente la implementación de mejoras.
Para Sarkozy la cuestión consiste en desembarazarse de algunos de los impedimentos económicos que, según él considera, han hundido a Francia durante una generación. Eso significa recortar costos disminuyendo la gigantesca burocracia francesa, reducir la generosidad de las jubilaciones estatales e incrementar la competitividad de las universidades.
Al confrontar a tantos sectores al mismo tiempo, hay un riesgo de que el mandatario esté excediéndose en lo que puede realizar simultáneamente. “Abróchense sus cinturones de seguridad”, le dijo la semana pasada el primer ministro François Fillon a los miembros del partido conservador UMP, actualmente en el poder.
Cartas ganadoras. Sin embargo, a pesar de todas las protestas de los sindicatos, hay fuertes indicios de que Sarkozy podría tener las de ganar. Con sólo seis meses en la presidencia, no enfrenta un desafío electoral en un futuro cercano. Y sus índices de aprobación, aunque están descendiendo, siguen siendo elevados.
Además, la reforma del gobierno que provoca mayor resistencia —la abolición de un costoso programa de derechos de retiro especiales para trabajadores estatales selectos— tiene incluso el respaldo de Segolene Royal, la rival socialista de Sarkozy en la pasada contienda presidencial.
La victoria de Thatcher sobre los sindicatos de mineros de carbón en la década del 80 se convirtió en un momento decisivo en su gestión, y desde entonces Gran Bretaña ha mostrado un rostro distinto. La firme posición de Reagan ante el sindicato de controladores de tráfico aéreo en 1981 redefinió las relaciones laborales en Estados Unidos.
Los analistas pronostican que Sarkozy podría salir de este combate herido pero victorioso, mientras que los sindicatos podrían quedar debilitados para siempre.
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