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sábado,
20 de
octubre de
2007 |
Cuatro allanamientos negativos en la búsqueda de una recién nacida
Lucas Ameriso / La Capital
La investigación en torno a la desaparición de Selene, una beba de tan sólo siete días sigue estancada. La policía allanó anoche cuatro domicilios sin resultado alguno, en la zona de Oroño al 4000 y Batlle y Ordóñez al 400. Un llamado anónimo puso en marcha a los pesquisas que se encontraron con un taller de motos y nada más. Más temprano, la seccional 7ª divulgó un identikit con el rostro de la supuesta apropiadora. Se trata una adolescente de unos 16 años, cabello negro, cutis trigueño, ojos oscuros a quien la madre apunta como la persona que merodeó la sala 5 en forma sospechosa y sería quien se llevó la beba del hospital Centenario. “No se descarta ninguna hipótesis y se analizan todas las versiones”, afirman los investigadores. Incluso aquella que centra las miradas policiales en el propio entorno de la madre. Fuentes allegadas a la casa dejaron entrever que algún integrante familiar podría estar implicado en el hecho.
La causa ingresó desde ayer, en el juzgado de Instrucción séptima a cargo de Eduardo Suárez Romero. El magistrado pidió las actuaciones y ordenó un estricto secreto de sumario, para que de ahora en más se libren oficios desde los Tribunales.
Por otro lado, desde la seccional 7ª se difundió un identikit de una adolescente a quien se la acusa de haber sustraído a Selene. Las versiones afirman que esta joven habría estado merodeando el box donde estaba la recién nacida bajo el pretexto de que estaba en la sala 5 a la espera de unos familiares. Y sería ella quien se llevó a la beba a bordo de una moto o una camioneta.
Las señas particulares de esta joven de cutis trigueño, pelo negro y ojos oscuros las brindó la propia Peralta, quien seguía asistida por dos psicólogas. “Tenemos un retrato hablado de la mamá y alguna otra persona que habría estado presente en la sala 5 del hospital, que habría visto a esta mujer dentro de la sala un tiempo prudencial haciendo preguntas y diciendo que su hermana habia tenido familia”, ahondó el jefe de la seccional 7ª, Daniel Cabrera.
A full. Durante toda la jornada la seccional de Cafferata al 300 estuvo abocada a la investigación sobre el paradero de Selene. “Seguimos con las medidas investigativas de acuerdo a lo que nos dicta el juzgado, ahora estamos tomando declaraciones y buscando a los hermanos de la madre que son diez y sólo dos están en Rosario, el resto vive en Córdoba y otras provincias”, destacó Cabrera.
Hacia las 21, varias unidades policiales rastrillaron la zona sur. Y con órdenes de Suárez Romero se allanaron cuatro domicilios. Dos de ellos linderos y el resto a unas pocas cuadras. Sólo se encontraron unas cuantas motos. Pasadas las 22.45, los agentes se retiraron de Oroño al 4000 y Batlle y Ordóñez al 400 con las manos vacías.
Delicado. Sobre la mesa de los investigadores quedan varias puntas para seguir. Pero una resulta sumamente delicada. Con el correr de las horas, fue cobrando fuerza una versión que involucraría al propio entorno familiar. Según fuentes de la investigación varias testimoniales ubican a la mujer de 34 años en el blanco de las miradas. Y no se descarta que a Peralta la hayan visto salir de la sala 5 con la criatura en brazos.
Otra versión refiere a antecedentes de la mamá con sus hijos que la dejarían en una situación vulnerable. Todo quedó en el plano de la hipótesis. La policía habría requisado las pertenencias de la propia madre para ver si tenía algún objeto de valor, o dinero en cantidad, pero no se encontró nada.
Otra línea que se investiga es la particular relación entre Peralta y Mario Orué, el padre de Selene y de otra niña de un año y dos meses. El hombre estaba distanciado de la mujer desde hace meses y se enteró del nacimiento de la beba, cuando anteayer debió prestar declaración policial por su sustracción.
Para los pesquisas hay cosas que “no cierran”. La sala 5 tiene una única salida, a la que se accede a través de un pasillo. Para egresar desde los boxes, se debe pasar por el office de enfermería y luego por otra oficina. “No resulta fácil retirar a una beba sin que nadie lo vea”, narró un profesional. Y en esa línea se inscribirían algunas testimoniales. l
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