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sábado,
20 de
octubre de
2007 |
Madre hay una sola
Viniste de lejos, dejaste atrás tu querida tierra, traías demasiados sueños y un tiempo límite. No creo que ni siquiera vos supieras cuán lejos te ibas de casa. Le habrás dicho a tu madre: dos años pasan volando, pero no fue así. Los misterios de la vida, del destino, te hicieron encontrar el amor aquí en esta tierra, tan lejos. Y de aquel amor vino mi hermano, mi hermana y cuando ya no pasaba nada llegué yo, como para complicarles la vida a todos. Ya han pasado 51 años de tu llegada, años de lucha, años donde nos diste todo, todo lo que uno puede esperar de una madre: amor, comprensión y más amor. Amor que se refleja en cada uno de nosotros, en nuestros hijos que te quieren tanto. Un gesto, una caricia, valen más que mil palabras, y en esto siempre fuiste una campeona. Y la vida te puso a prueba, te llevó a un hijo (que estoy seguro que nos acompaña desde el cielo). Pero esto no te amedrentó, seguiste firme. Cada palabra tuya refleja un valor que jamás conocí. Aquí estamos "ma", atrás quedaron tus 20 con lo que llegaste y hoy con tus 70 y tantos me gusta decirte que podés estar orgullosa (nosotros lo estamos de vos), hiciste una buena labor. Madre, mamá, vieja, para mí simplemente gorda (o como quieran llamarla): ¡feliz día! Nunca sabré si sos la mejor mamá del mundo, pero sos única y eso indudablemente te hace especial.
Pablo Gabriel Giménez
DNI 21.531.682
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