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lunes,
15 de
octubre de
2007 |
Reconocer
y agradecer
Soy de Capital Federal y el otro fin de semana pasado estuve por Rosario visitando vuestra bella ciudad. Lamentablemente, sufrí un pequeño accidente que me obligó a acercarme el domingo a la guardia del Hospital Centenario. No es sorpresa para ningún argentino el ver las condiciones deplorables en que se encuentran los otrora bellísimos edificios sede de nuestros hospitales públicos. En este caso, el abandono del Centenario es comparable (incluso por el hecho de ser hospital escuela) con el Clínicas de mi ciudad. Sin embargo, entre tanta desidia de nuestros gobernantes se me hace absolutamente necesario destacar la labor de dos jóvenes médicos que en la guardia (el doctor Minni, que me atendió) trabajaban incansables a pesar de todo y para orgullo nuestro (mío y quiero pensar, del resto de los pacientes) en esa tarde en la que Boca y los Pumas inundaban los pensamientos del común de la gente en las calles semivacías. Al volver a Buenos Aires, los médicos evaluaron que había recibido la mejor de las atenciones, yo no necesitaba esa consulta para saber que eso era así. Es absolutamente reconfortante saber que hay gente que sigue luchando por hacer las cosas cada vez mejor, sin esperar nada a cambio.
Ludmila Báez, DNI 29.392.892
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