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domingo,
07 de
octubre de
2007 |
Las inferiores eran las de antes
Luis Alberto Yorlano / especial para Ovación
Los dos mejores volantes del fútbol argentino pasaron por Rosario y se fueron a Buenos Aires. A Javier Mascherano no le gustó como se hacían las cosas en Central y Newell’s y se fue a Renato Cesarini, club que descubre talentos para River. Después sería Ever Banega quien emigraría a Boca y ahora, este club, para asegurar aún más su futuro, mañana en un hotel céntrico presentará a Jorge Bernardo Griffa y su Academia como encargados de seleccionar jugadores para que se luzcan en La Bombonera. No quedan dudas entonces que el futuro de las dos instituciones rosarinas que juegan en primera división y que a través de los años se fueron consolidadando futbolística y económicamente con los jugadores que venían de sus inferiores, hoy están a un paso de quedar huérfanos de los activos mas importantes.
Esto no se produjo de un día para otro. El abandono de los lugares de entrenamientos, la falta de capacidad de instructores, preparadores físicos y directores técnicos y la falta de presupuestos terminaron por corromper el basamento más sólido que habían tenido Central y Newell’s. Hubo un hecho muy significativo y que fue minando las estructuras que habían sido formados con criterio y seriedad. Las pensiones que fueron forjadas para que vivieran los chicos del interior terminaron por ser una solución económica de muchos técnicos. Como no cobraban sus sueldos, alquilaban casas antiguas con varias habitaciones y ahí ponían a los chicos del interior, pero pagando una mensualidad. El final de esta historia era que quedaban los que podían pagar la mensualidad y poco importaban si eran buenos jugadores. Muchos aseguran que casi todos los chicos de la zona que están asomando en el fútbol de la Capital Federal se fueron por este motivo.
Además la aparición de los representantes y la contratación de ex jugadores para que caminaran el país y seleccionaran talentos fueron cortando el lazo entre los clubes del interior y los dos equipos de la ciudad. Así quedaban sin proveedores de jugadores que muy bien habían armado hace 20 años los técnicos de juveniles en Central y Newell”s. Hoy quedan recuerdos de aquellos jugadores. Y además los clubes no quebraban ni estaban convocados. Tal vez quede algo de tiempo para recomponer la situación. Talentos en esta zona todavía siguen saliendo como hongos. Es de esperar que cambien a tiempo.
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