La vuelta del tren

La reimplantación del servicio diario de trenes entre Retiro y Rosario es una buena noticia. Y es, también, el primer paso para comenzar a revertir las negativas consecuencias de su eliminación durante el gobierno de Menem.

De hecho, en los países más desarrollados del mundo el tren sigue siendo el sistema de transporte más seguro y el preferido por la mayoría de los ciudadanos para trasladarse.

De acuerdo a lo visto en la primera semana de funcionamiento, el servicio a Buenos Aires tiene muchas cosas que mejorar para que resulte atractivo. En primer lugar, los tiempos. No será sencillo que esta opción se afiance si los viajes siguen tardando cerca de seis horas. Si la apuesta a reinstalar el servicio ferroviario en el país es seria, no se pueden demorar las inversiones que hacen falta. De lo contrario, las probabilidades de que subsista —al menos como alternativa competitiva— serán nulas y el proyecto terminará condenado al más absoluto de los fracasos.

En el medio surgió el pedido del candidato presidencial Roberto Lavagna para que se detenga la licitación del tren de alta velocidad. Fundamentó sus críticas en los altos costos que demandará su construcción. Es cierto que sería más lógico garantizar un buen servicio entre las principales ciudades del país que apostar a un megaproyecto de difícil concreción. Sin embargo, los dos proyectos pueden complementarse. Lo perentorio es la inversión en este servicio diario; esa decisión no admite demoras. Sin embargo, para el futuro no habría que cerrarle la puerta a una iniciativa que puede llegar a transformar las comunicaciones terrestres en nuestro país.