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 domingo, 07 de octubre de 2007  
Ella conduce, ¿él acompaña?

Por Mauricio Maronna / La Capital
“Cristina, Cobos, vos.” Así de ascético fue el eslogan con que se encontraron los muchachos y muchachas peronistas santafesinos que llegaron al salón enclavado casi en el interior de un shopping para participar, el martes, del lanzamiento de las candidaturas. “Esto parece un congreso de pedicuros”, soltó un gladiador de mil batallas en el peronismo al ver la escenografía despojada, la ausencia de liturgia y la desaparición absoluta del tradicional escudo del otrora Movimiento Nacional Organizado. Pasaron muchas cosas, tal vez demasiadas, ese día en Rosario, aunque las miradas superficiales no se hayan detenido en evaluarlos.

   La primera conclusión es terminante: el peronismo santafesino sigue sin superar el trago amargo de la derrota del 2 de septiembre, episodio bisagra en la historia de la provincia, que supedita cualquier éxito inmediato (léase el del 28 de octubre) a la suerte que corra la candidata presidencial.

   El gran elector que tuvo el actual oficialismo (que permitió los triunfos de 1991, 1995, 1999 y 2003) fue presentado como un “exitoso ex corredor de Fórmula 1” por un locutor sin rostro que ofició de maestro de ceremonia. Salvo Cristina, el resto de los ocupantes de la mesa ubicada en el estrado llegó con la mochila cargada de derrotas: Agustín Rossi perdió la interna, Rafael Bielsa cayó frente a Hermes Binner y Obeid deberá traspasarle los atributos a un opositor, por primera vez desde que el justicialismo es gobierno.

   En la atmósfera peronista flota un extraño clima cargado de intrigas, pases de factura y amenazas de corte de boleta. “Los muchachos dicen eso porque todavía creen que la provincia se perdió por la derogación de la ley de lemas. Ya se les va a pasar... Apuesto lo que quiera a que el peronismo gana cómodo las elecciones a presidente y a diputado nacional”, desafió un calificado legislador provincial obeidista mientras, de fondo, no se escuchaba la Marchita sino la Canción del Pinar, un viejo tema de la Trova Rosarina que arrojaba más vahos de melancolía en el salón Metropolitano.

   En verdad, los números de propios y extraños dan como segura una victoria de Cristina que, salvo una catástrofe política, arrastrará la boleta de Obeid, Alejandro Rossi (hermano de Agustín), Paulina Fiol (esposa de Héctor Cavallero) y Gustavo Marconatto, quien desde hace 4 años está sentado en una banca del Congreso nacional y casi ningún rosarino podría reconocerle el rostro. Cuesta creer que el eficiente ministro de Hacienda, Walter Agosto, haya sido relegado al quinto lugar. Roscas son roscas.

   El PJ no oculta su luto. La reunión partidaria del viernes en la ciudad de Santa Fe se caracterizó por las ausencias, el derrumbe de la ilusión y la falta de horizontes y estrategia para superar la crisis. Debe decirse a favor del justicialismo que el huracán Hermes no dejó a ningún referente de la primera línea en pie, salvo Reutemann, quien, sin embargo, no ha dado señales de querer ponerse al frente del partido. “Si va a ser un apéndice de (Juan Carlos) Mazzón, (Oscar) Parrili y el Frente para la Victoria nacional, el peronismo santafesino no sale más del atolladero. Si se recupera la autonomía veremos qué pasa”, se le escuchó decir al Lole, para quien “el poder real lo tienen los senadores que revalidaron títulos en sus distritos”.

   No es novedad que la mayoría de ellos pertenece a su riñón político, pero deberán ahora ensayar la forma de pegar el salto y quedarse con el control del partido. Ricardo Spinozzi y Omar Perotti son los nombres más visibles. Habrá que observar si tienen voluntad política de hacerlo. Agustín Rossi ya dio muestras de pretender dar lucha interna en marzo, cuando se renueven los cargos. El presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria fue el que más movilizó a su tropa para dar el presente en el acto de Cristina.

   Rafael Bielsa está empapado en la campaña presidencial y sigue recorriendo la provincia mientras medita si su futuro estará en Santa Fe. El ex canciller, al fin, se dio cuenta de que sin Reutemann es muy difícil que el peronismo local atraiga a los independientes que el 2 de septiembre prefirieron a Binner. El senador, por su parte, reconoce en la intimidad que a Bielsa le tocó “bailar con la más fea” pero que no es el “mariscal de la de la derrota”. Sabrá el destino cuál será el derrotero de esa relación.



Cerrado por melancolía. Los saludos sobreactuados entre Obeid y Reutemann, la escasa predisposición de Cristina para hacer referencia a los candidatos a diputado nacional y los rumores de pasillo son apenas anécdotas del cuadro de situación peronista. Lo único seguro que es que no hay nada seguro, un oxímoron que, tal vez, se disipe en el 2008. Por ahora en la sede del PJ y, sobre todo, en la departamental Rosario, no estaría de más poner un cartel con la leyenda: “Cerrado por melancolía”.

   La campaña presidencial menos seductora que se recuerde en el país también llena de dudas a la oposición santafesina. El mismo domingo del binnerazo, muchos se apresuraron a escribir o decir que la historia se repetiría el 28 de octubre por la tracción que le daría el socialista en Santa Fe a la fórmula Elisa Carrió-Rubén Giustiniani, y que esos votos se derramarían hacia la lista a diputado.

   El gobernador electo, además de no concurrir a la presentación de la fórmula, adujo que su “neutralidad” (más allá de su referencia a que votaría a Carrió “porque no se puede cortar boleta” en el binomio) estaba fundada en que los integrantes del Frente Progresista irían como postulantes en las nóminas de Roberto Lavagna y Cristina Fernández. Será entonces (además de fórmula presidencial de la Coalición Cívica) la arista Susana García la encargada de protagonizar el duelo con Obeid. A menos que Lavagna produzca un batacazo.

   A la apatía generalizada por los comicios se le agregó la resolución del Tribunal Electoral nacional de bajar las listas del PDP y de la UCR (que acompañaban a Lavagna) y la de Luis Rubeo (encolumnada detrás de Alberto Rodríguez Saá). Salvo cambios de última hora, el extraño mix del radical Adolfo Stubrin y la reutemista Irma Foressi (en un aporte más a la confusión general) jugará sus fichas con el ex ministro de Economía, mientras que Carlos Castellani será el referente santafesino del puntano.

   Mauricio Macri bajó a Rosario para bendecir a los candidatos de Ricardo López Murphy (Marcelo Muniagurria y Jorge Isern), en una alianza entre PRO y Recrear que se reduce a Santa Fe y Capital Federal.



El regalito. La ensalada de nombres explica por qué Cristina tiene todos los escenarios disponibles para ganar en primera vuelta. La dispersión opositora (la más dividida de la historia) impide que alguno de los postulantes alcance siquiera el 30 por ciento de intención de voto. Con este panorama, la senadora por Buenos Aires necesitará apenas del 40% para alzarse con la victoria en primera vuelta, un regalito que le dejó el Pacto de Olivos.

   En cualquier país normal se toma como ejemplo el ballottage francés, en el cual es necesario el 50% para ganar en primera vuelta. Así funciona el sistema en Brasil, Venezuela, Uruguay, Colombia, Chile y Perú. El sistema argentino es una copia de lo que sucede en Nicaragua y Ecuador, países poco avanzados en materia de calidad institucional.

   La profunda caída en imagen positiva del gobierno nacional va en paralelo con la merma en intención de voto hacia su candidata oficial. Una encuesta realizada en Rosario (encargada por el socialismo) demuestra que Cristina bajó 10 puntos en los últimos 40 días, pero nada hace peligrar su triunfo.

   Todas las fuerzas (y la chequera) de la Casa Rosada parten hacia el conurbano profundo de la provincia de Buenos Aires, donde sobresale La Matanza. El principal distrito del país contribuirá en el 40% de los votos nacionales, y el enclave matancero equivale a las seis provincias más chicas, sumadas (San Luis, La Rioja, Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Pampa y Catamarca). Salvo que se produzca el síndrome Rosario Central, a quien la debacle futbolística se le aparece casi siempre en tiempo de descuento, Cristina ya puede ir eligiendo el modelo de vestimenta para el día de la asunción.

   El gran interrogante sobrevendrá cuando todo haya pasado: ¿cómo convivirá con Néstor Kirchner teniendo en cuenta que, esta vez, la sociedad conyugal y política tendrá los roles invertidos? Ella conducirá. ¿El tan sólo oficiara de acompañante?

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Cristina Kirchner, Hermes Binner y Jorge Obeid.


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