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domingo,
07 de
octubre de
2007 |
El sufrimiento de los caballos
Es un verdadero despropósito realizar el Quilmes Rock en el Hipódromo de Rosario. Aún cuando se me tilde de conservador, desactualizado y aferrado a viejos principios, estos festivales nada aportan a la cultura del ser humano, como no sea la proliferación de la “cultura etílica” y sus consecuencias. Como vivimos en una democracia y debe haber pluralidad de opiniones y principios, lo que pienso es sólo una opinión personal y podrán los lectores disentir o no con la realización de estos espectáculos. Pero lo que es intolerable es que esta fiesta, con parlantes y equipos de audio súper potentes, se haga en un lugar donde habitan animales, caballos de pura sangre, extremadamente sensibles al ruido y en especial a ruidos extraños y que podrían padecer serias consecuencias no sólo auditivas, sino de comportamiento, como consecuencia del sonido que proviene de parlantes y bafles gigantescos. Es asombroso que la Municipalidad de Rosario haya permitido la realización de este evento en un lugar donde viven 400 caballos de carrera. Las autoridades municipales parecen no haber comprendido que los hipódromos se hicieron para las carreras de caballos y no para fiestas que los enferman y hasta podrían arruinarlos. Las entidades de protección de animales deberían intervenir para impedir que esto vuelva a pasar. Desde luego que si algún ejemplar sufre daños, como estrés crónico o irritabilidad perenne o bajo rendimiento, podría haber demandas no sólo a los organizadores, sino a los auspiciantes y empresas patrocinantes. Sólo en este país (o mejor en esta ciudad) ocurren estas cosas disparatadas. Es de aguardar que alguna autoridad tome cartas en el asunto y haga las cosas como corresponde.
Pedro A. González
DNI 4.321.274-3
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