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miércoles,
26 de
septiembre de
2007 |
La educación de los chicos,
una prioridad de las empresas
La Fundación C&A aportará recursos económicos para promover la lectura en la biblioteca Cachilo
Vanesa Valenti / La Capital
Asegurar una educación de calidad que se haga extensiva a todos los sectores sociales parece ser una tarea muy difícil para el Estado. Por eso, y reconociendo que los grandes cambios sociales vienen de la mano de los conocimientos y los esfuerzos colectivos, es que la Fundación C&A se propone, desde hace 6 años, ser partícipe en la educación de los niños y adolescentes utilizando estrategias y herramientas que les aseguren un beneficio para el resto de la vida.
A partir de octubre la Fundación aportará recursos humanos y económicos para el desarrollo y seguimiento del proyecto “La Cachilo te cuenta”. El plan, surgido en el seno de la biblioteca homónima, es una de las seis experiencias que la Fundación seleccionó para trabajar durante un año y promover, a través de él, la lectura y el conocimiento en la comunidad en la que ella actúa. La experiencia fue seleccionada en el marco de una convocatoria hecha a las organizaciones de la sociedad civil (OSCs) de las provincias donde están asentadas las tiendas C&A.
Como toda fundación, tiene una misión pública que efectuar y en torno a ella despliega los distintos proyectos que dan paso a su cumplimiento. La lectura ocupa un papel primordial a través del programa “Placer de leer y voluntariado corporativo”, que no sólo promueve la práctica en los niños y jóvenes, sino que también propone la capacitación de los voluntarios y lectores que forman parte del programa y que trabajan juntamente con organizaciones de la sociedad civil, además de contribuir al enriquecimiento y construcción de bibliotecas populares.
El proyecto de la biblioteca Cachilo, seleccionado en este marco, que se desarrollará en la zona oeste de Rosario, tiene como fin motivar la lectura de niños y adolescentes que vivan en zonas cercanas a ella, además de establecerse como un espacio referencial para la formación de agentes comunitarios que promuevan iniciativas basadas en la lectura en diferentes espacios sociales. Claudia Martínez, encargada de la biblioteca, aclaró que el proyecto no es algo ocasional sino que forma parte de un trabajo continuo que se lleva a cabo desde hace años pero que a veces choca con las barreras que generan la falta de interés que tienen algunas personas sobre el tema y los escasos recursos con los que cuentan a la hora de conseguir materiales para las actividades. “Cuesta mucho capacitar a los promotores de lectura, sobre todo si después no tienen continuidad. El voluntariado, por su condición de tal, obliga a mucha gente a abandonarlo”, dijo. Motivar la lectura no es para ellos una tarea sencilla, por eso la actividad que realizan no se circunscribe sólo a la biblioteca sino que se extiende a otras ONGs, centros comunitarios y espacios públicos con los que trabajan en conjunto.
La Fundación, por su parte, continúa con un trabajo de monitoreo que sigue de cerca el desarrollo de las acciones e involucra a distintos asesores a trabajar en cada uno de los programas que seleccionó. “Generalmente las experiencias resultan tan buenas que terminan extendiéndose por más de un año”, señaló Verónica Aftalión, coordinadora de proyectos de la Fundación C&A.
El voluntariado corporativo supone que los empleados de una empresa puedan involucrarse en conjunto en tareas que tengan que ver con alguna acción concreta en beneficio de la sociedad civil. Sin embargo, no se trata de algo fácil y para ello la Fundación implementa un cúmulo de actividades que ayudan a fortalecerlo y mantenerlo. “Cada año capacitamos a una serie de empleados por tienda y les hacemos conocer la importancia que tiene trabajar con las ONGs, de lo que eso significa, y nos preocupamos porque todos conozcan cuáles son los derechos del niño”, explicó Aftalión.
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