Los cambios en el negocio reeditan una vieja pelea

La reedición de la vieja disputa por el sistema de comercialización de carnes reconoce en este momento un contexto particular: el agresivo desembarco de capitales extranjeros en el negocio, que en base a fuertes desembolsos realizados en los últimos dos años para comprar empresas locales ya captan, por ejemplo, el 40% de la cuota Hilton.

   El anuncio más reciente es la negociación para la venta de Quickfood a la brasileña Marfrig . Luis Bameule, titular de Quickfood, explicó la semana pasada en Rosario que el desembarco extranjero, sobre todo brasileño, viene de la mano de una tendencia a la conformación de operadores más grandes. Tiempo atrás una definición similar había realizado Carlos Oliva Funes, pionero de estos movimientos cuando vendió Swift a los brasileños de Friboi, ahora JBS.

   En la historia de la industria más tradicional de la Argentina, el ingreso y egreso de capitales extranjeros fue cíclico. Hoy parece estar a pleno la fase de desembarcos, más allá de las quejas por los controles de precios y la intervención oficial.

   Pero si bien muchos de estos desembarcos están asociados a estrategias de internacionalización, el mercado interno en Argentina sigue concentrando cerca del 80% de la producción. Incluso, más allá de la división entre consumeros y exportadores, todos participan fuerte en el mercado local. La media res es, para bien o para mal, una suerte de eje organizador del complejo de producción y comercialización de carne, en el cual se articulan más de 500 establecimientos de faena, matarifes, consignatarios, supermercados y carnicerías. Si bien fue siempre objeto de críticas, los pocos intentos de cambiarlo terminaron en fracaso. En parte, porque la complejidad del mercado local de carne es también una “muralla” de protección. Ahora, el tema está de nuevo en la agenda y ya no sólo como un debate teórico en los foros ganaderos.