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 miércoles, 19 de septiembre de 2007  
Detenido por matar al vecino por una gotera

Cayó el matador del vigilador privado Martín Moyano. Noventa y seis horas después de ocurrido el crimen el viernes pasado en General Paz y Anchorena, vigilantes de la seccional 11ª lograron detener a Raúl Ferreyra, su vecino, acusado de asesinarlo de siete puñaladas.

   El crimen del vigilador ocurrió en plena vía pública cuando Moyano estaba junto a su pareja y sus dos hijas menores de dos años. Según coincidieron vecinos y fuentes policiales, este homicidio fue el punto final de una serie de discusiones que se había originado por una mancha de humedad en un techo de un departamento de Fonavi de Lamadrid 98 bis.



Escondite. Aguantado en una casa de Ivanowski entre Colón y Necochea, en el corazón de barrio Tablada, los vigilantes de la 11ª detectaron a Ferreyra, el hombre de 26 años al que la esposa de Moyano acusó como el asesino. “Fue el vecino de arriba”, gritaba la mujer mientras se aferraba al cuerpo de su pareja agonizante sobre la vereda el viernes pasado.

    “Ferreyra no se resistió y confesó donde había arrojado el cuchillo que usó contra el vigilador. Un pequeño puñal de 15 centímetros de hoja que fue hallado detrás de la escuela Kennedy, de Grandoli y Gutiérrez, donde lo arrojó Ferreyra”, explicó el vocero policial. El detenido tiene un sólo antecedente policial de cuando era menor de edad.

   Moyano y Ferreyra eran vecinos desde hace siete meses, cuando Ferreyra y su familia llegaron al Fonavi de Lamadrid 98 bis. Moyano, su esposa, sus dos hijos y sus suegros ocupaban el departamento 100 de la torre uno. Un piso más arriba habitaba Ferreyra con su pareja y un bebé de once meses. Los separaba una enorme mancha de humedad con gotera. El viernes, según contaron los vecinos, hubo una discusión entre Verónica y Mara, las mujeres de las familias, cerca de las 18.



En plena calle. Y continuó con un insulto que desató la tragedia. Tras la pelea en el barrio contaron que Martín Moyano salió junto con su esposa Verónica y sus dos pequeños hijos. Iba vestido con el uniforme de la empresa de vigilancia para la que trabajaba. Mientras la familia se alejaba del Fonavi por General Paz hacia el sur, detrás caminaba apurado Ferreyra, quien había dejado su departamento a punto de ebullición. Los alcanzó pocos antes de llegar a Anchorena. Sin mediar palabras, Raúl le aplicó a Moyano siete certeras puñaladas: dos en la espalda, cuatro en el tórax y una en un brazo. Y a Moyano la muerte le llegó bajo la llovizna en cuestión de minutos. l
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