Año CXXXVII Nº 49600
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Salud
Opinión
Cartas de lectores
El Mundo
Escenario
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación
Página Solidaria


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 09/09
Mujer 09/09
Economía 09/09
Señales 09/09
Educación 08/09
Página Solidaria 05/09
Estilo 01/09

contacto
servicios
Institucional


 miércoles, 19 de septiembre de 2007  
Milagroso escape de un joven que recibió un tiro en la nuca en un robo
Quiso evitar un asalto en Uriburu al 200 y lo balearon en la base del cráneo desde corta distancia. Un conductor lo vio tendido y lo llevó al hospital, donde se asombraron de que el daño no fuera mayor

Leo Graciarena / La Capital

“Me pegaron un tiro en la cabeza, llevame al hospital”. Eso fue lo que escuchó, de boca de Mauricio, un automovilista que circulaba por Uriburu al 200 el lunes por la noche. Al muchacho de 22 años, que regresaba a su casa tras una jornada de trabajo, acababan de dispararle desde corta distancia en la nuca en un intento de robo.

   Pero la bala no lo mató. Por alguna razón que ronda el milagro, el proyectil impactó en el lado izquierdo de la base craneana y, sin lesionar la masa encefálica, quedó alojado en una zona muscular del cuello. El joven, quien tiene un hijo de 5 años, quedó internado en el hospital Roque Sáenz Peña en observación.



Bajo el agua. La sensación que imperaba el lunes por la noche era que la lluvia nunca iba a dejar de caer. Con ese contexto, Mauricio B. decidió dejar su ciclomotor en su lugar de trabajo, en Sarmiento y Uriburu, y tomar el colectivo 143 para llegar a su casa en la parte más pobre del Barrio de la Carne. “Dejó la moto en el trabajo para evitar tener un accidente. Vio lo que son estas calles de barro”, comentó Cristina, la madre del muchacho, quien vive en la misma cuadra que su hijo en Guillermo Tell (también conocida como 529) al 600. Ayer toda la familia del pibe del milagro se turnaba para asistirlo mientras el joven se realizaba varios exámenes médicos.

   “Mauri salió del trabajo y comenzó a caminar para buscar la parada del colectivo. Como el ómnibus no venía, siguió caminando bajo la lluvia. Así fue que en la zona de Uriburu y Ayacucho, desde una cortada le salieron al cruce dos tipos, uno de ellos con un revólver”, explicó Vanesa, pareja de Mauricio. Pocos minutos habían pasado de las 22.30 cuando Mauri, tras caminar nueve cuadras bajo la llovizna, quedó como desguarnecido blanco de un robo a mano armada.



Dos encapuchados. “Al muchacho le salieron al cruce dos hombres, uno de ellos empuñando un revólver, que le pidieron la billetera, la campera y las zapatillas”, confió un pesquisa que trabaja en el caso. “Los dos delincuentes llevaban buzos con capucha, con los que se tapaban la cabeza”, precisó el vocero policial.

    “Cuando uno de los ladrones le apuntó con el revólver, Mauri salió corriendo. Lo que nos contó es que hizo cuatro o cinco pasos y entonces escuchó un estruendo y un fuerte dolor en la cabeza. Se tocó y vio sangre en su mano, pero siguió corriendo. A los pocos metros, cerca de una placita que hay en la zona, dice que el dolor era muy fuerte y se le nubló la vista. Se arrodilló y un conductor que pasaba paró el auto y lo auxilió”, recuerda Vanesa.

   “¿Pibe, qué te pasó?”, preguntó el conductor mientras ayudaba a Mauricio a entrar a su auto. “Yo no quiero tener drama con nadie. Te llevo al hospital y ahí te dejo”, alcanzó a decirle a Mauri, que trataba de que el dolor no lo doblegara. Mauri no lo sabía, pero estaba naciendo por segunda vez. “Al muchacho lo llevaron al hospital Roque Sáenz Peña, pero por la gravedad del cuadro fue trasladado al Clemente Alvarez, donde no había camas disponibles. Entonces lo devolvieron al Sáenz Peña”, precisó una fuente policial.



La espera. “Mauri nunca perdió el conocimiento y fue él quien me llamó a las 23 para avisarme”, contó Vanesa, quien está de novia con el muchacho desde que ambos tenían 13 años. “Ahora hay que esperar que le hagan unos exámenes para que el cirujano diga si le sacan o no el proyectil”, comentó la muchacha, tratando de pasar el mal trago con su mejor expresión.

   “No sabemos cuál es el calibre del proyectil que tiene alojado el muchacho, pero debe ser chico. Casi seguro que es un 22. ¿Por qué la bala no hizo más daño? Puede ser que la bala sea vieja o que la pólvora estuviera mojada. Es difícil saber por qué no hizo más daño”, contó un informante policial consultado. Los vigilantes de la seccional 11ª aguardaban ayer que la víctima se recuperara para que ampliara su declaración en la causa que investiga el juez de Instrucción Luis María Caterina.l
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Mauricio, de 22 años, tiene la bala alojada en la zona muscular del cuello. El plomo no tocó masa encefálica. Caminó 9 cuadras esperando el ómnibus y se topó con dos asaltantes el lunes a las 22.30.



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados