Una serpiente alteró a los vecinos de Bella Vista

Apareció agonizando ayer en la vereda de Crespo al 2200 y murió durante la tarde

“A ver... espere que anoto. Víbora en vereda. Bueno, ya vamos para allá”, dijo sin inmutarse el operador de Defensa Civil que ayer recibió el llamado de La Capital comunicándole que en el barrio Bella Vista una serpiente de casi un metro y medio estaba alborotando a los vecinos. Mientras tanto, en Crespo al 2200, el ofidio se quedaba por demás de quieto ante las miradas que mezclaban espanto y curiosidad.

El alboroto vecinal arrancó poco después de las 10.30, cuando los muchachos que trabajan en el lubricentro ubicado a metros de Crespo y el pasaje Lucía Miranda se percataron de la presencia del curioso animalito. Según relataron, la serpiente apareció al lado de un árbol, pero su presencia llamó la atención cuando abandonó ese lugar y comenzó a desplazarse por la vereda.

“La verdad es que nos alteró un poco, pero parece que estuviera agonizando porque se mueve muy poquito”, dijo Eduardo Bochini, uno de los tantos vecinos que se arremolinaron en torno al reptil para convertirse en testigos directos de un hecho que “no suele darse muy a menudo”.

Alertados por este diario, agentes de Defensa Civil llegaron luego al barrio pero ya era tarde. El ofidio había muerto, por lo que lo trasladaron a las dependencias de la Central de Operaciones de Emergencias.

En Parquefield. Lo cierto es que no hay que remontarse mucho en el tiempo para descubrir crónicas periodísticas que narren historias de víboras que se pasean por los barrios de Rosario. La más cercana fue el 23 de enero de este año, cuando nada menos que una lampalagua de más de dos metros apareció reptando por las calles de Parquefield y fue capturada tras un operativo en el que intervinieron el Comando Radioeléctrico, los bomberos y la Central de Emergencias.

Pero Bella Vista parece tener una suerte de atracción para los bichos extraños. Hay que recordar tan sólo la historia de Tito, un mono carayá que se paseó durante años por el barrio y se convirtió en la mascota de los vecinos. Claro, era más agradable que la serpiente de ayer.

El ofidio despertó el alboroto generalizado.