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 sábado, 15 de septiembre de 2007  
“Hasta hoy yo creía en la Justicia”

En la esquina de Montevideo y Moreno, frente a la alcaidía de los Tribunales, Elisa Espíndola espera con ansiedad la salida de Pablo Figueroa, uno de sus siete hijos, a quien podrá ver un instante antes de que lo suban a un vehículo penitenciario con destino a Coronda, donde está preso desde hace tres años. “Mi hijo cayó por el sobrenombre pero es inocente. Lo condenaron por un reconocimiento cantado, porque en todos los patrulleros de Rosario circulaba una foto de él”, dijo acongojada al enterarse de la condena a perpetua que le impusieron ayer.

   La mujer aseguró que luego del crimen del sargento Martínez, una cuñada de su hijo Pablo fue detenida en la comisaría 12ª. Y que como condición para liberarla le impusieron que llevara una foto del joven. Ella cuenta que así lo hizo: “Me dijeron que si no le iban a abrir causa y yo como una estúpida la llevé. No sabía para qué era. Después supe que buscaban a un Pachi, pero no faltó alguien en el barrio que señaló mi casa porque a mi hijo le dicen Pachi”.



Trampas. Al enterarse de que lo buscaban, según contó, le aconsejó que se presentara en Tribunales con un abogado y ella misma lo acompañó el día que quedó preso. “Yo creía en la Justicia y mirá con lo que me salen. Yo quería que se resolviera el caso. Pensé que se iban a dar cuenta de que él no era. ¿Cómo pueden darle la pena máxima con tantos puntos oscuros por resolverse? Quiero que se sepa lo que está pasando: el reconocimiento fue cantado por las fotos y por ese crimen paga un inocente”, expresó.

   Acompañada por su esposo y la concubina de su hijo, que seguirá preso en Coronda y “con muy buena conducta”, dijo que estuvo en la reconstrucción del hecho realizada a pocos días del crimen con la participación de los policías que presenciaron el crimen, y donde no se pudo obtener un solo relato coherente sino varias versiones discordantes. “Duró desde las 11.30 hasta las 16.45 porque los policías no se ponían de acuerdo”, recordó.


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