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domingo,
02 de
septiembre de
2007 |
Construir a la medida del comprador
La escasez del crédito hipotecario y el crecimiento de los valores de la propiedades en dólares acotan la capacidad de compra de inmuebles de parte de la clase media, un segmento que podría estar mucho más activo teniendo en cuenta el aumento que registró el consumo como correlato de la buena racha de la economía argentina en los últimos años.
Por esas razones, los inversores hoy comienzan a mirar con atención los límites que impone este mercado, que ya no está dispuesto a convalidar —en rigor no puede hacerlo— cualquier valor por el metro cuadrado de una vivienda.
En un informe de Reporteinmobiliario.com, Germán Gómez Picasso (Ceo del portal) explicó que “el mercado inmobiliario actual pone limitaciones a la hora de pensar las tipologías a desarrollar” en materia de emprendimientos e indicó que a los “emprendedores del sector hoy no les está quedando otra alternativa que pensar al revés y la pregunta que se tendrían que realizar inicialmente es: ¿qué puedo desarrollar o construir que me permita salir con una valor de venta inferior a los 70 u 80 mil dólares?”.
Esto es así en función de que la demanda está poniendo límites a los precios de mercado, a raíz de las restricciones que se le presentan en materia de ingresos.
Aunque el índice salario registró un incremento del 18% en los últimos doce meses según el Indec, los precios de las propiedades vienen registrando una inflación en dólares, con lo cual el desfasaje entre el nivel de los ingresos y los precios de las propiedades sigue siendo pronunciado.
Gómez Picasso explica que “lo común cuando se emprende un negocio inmobiliario es pensar o analizar que tipología será la más demandada por los posibles compradores”, y habitualmente cuando se hacen estudios de mercado, las viviendas con mayor demanda son las clásicas de 1, 2 o 3 dormitorios, “tipologías que en general conforman a las nuevas familias que se van gestando o las que necesitan crecer en comodidades”.
Pero en un escenario inflacionario y con restricciones crediticias —o al menos con ofertas muy poco accesibles o convenientes para el tomador respecto de otros países del mundo— el escenario cambia.
“Cuando los inversores empiezan a sumar las habitaciones necesarias para conformar a estas familias tipo, se va sumando naturalmente superficie a construir hasta llegar a los 80, 100 o 120 metros cuadrados y al salir a la venta el valor del metro cuadrado no baja de los 1.000 a 1.200 dólares, por el costo de la tierra y los insumos de construcción”, explica el especialista.
Así, estas unidades habitacionales salen al mercado a valores por encima de los 100 o 120 mil dólares “montos que hoy la mayoría de los usuarios no pueden pagar”, explica.
“Esta es la realidad que nos toca hoy vivir; con un fuerte desfasaje entre los valores de las propiedades medidas en dólares y con sueldos en pesos que siguen sin recuperar el poder de compra”, explica Gómez Picasso, con lo cual la salida para los inversores no es otra que “romper el paradigma del clásico 2 y 3 ambientes para poder seguir generando productos inmobiliarios que atraigan a una demanda efectiva y que de esta manera no se frene uno de los sectores más dinámicos de la economía”.
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