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sábado,
01 de
septiembre de
2007 |
Investigan la desaparición de un médico de Coronda
Rogelio Gómez desapareció el miércoles pasado y su auto fue hallado el jueves en Pergamino
Jorge Sansó de la Madrid / La Capital
Santa Fe.— “Tengo muchas esperanzas, pero hasta ahora no tengo señales”. La frase la dijo la doctora Valeria Gómez a La Capital la noche de ayer, minutos antes de ingresar a declarar ante la justicia de Pergamino por la misteriosa desaparición de su padre, el médico clínico corondino Rogelio Leoncio Gómez. El profesional no ha sido visto desde el miércoles y su camioneta apareció el jueves en una villa miseria de esa ciudad bonaerense con numerosas manchas de sangre en su interior. El fiscal Mario Gómez, que lleva adelante la investigación en esa provincia, y el juez de instrucción en Santa Fe, Jorge Patrizzi, ayer no descartaban ninguna hipótesis: un violento robo, un secuestro o las dos.
La mañana del jueves la Unidad Regional XV con asiento en Coronda recibió un exhorto desde la Justicia de Pergamino solicitando datos sobre Mariano Zeballos, a cuyo nombre se encuentra la camioneta Toyota que apareció en una villa miseria de esa ciudad. Cuando una comitiva policial contactó al titular del vehículo, éste declaró que el mismo era usado por su padrastro, el médico clínico Rogelio Leoncio Gómez, de 59 años. El profesional, luego de separarse de su esposa, convivió por espacio de unos diez años con Alba Calvet, quien falleció hace pocos meses. Esa mujer tenía dos hijos de un anterior matrimonio, Esteban y Mariano Zeballos.
¿Dónde está? Así las cosas, Mariano trató de contactarse con su padrastro pero fue en vano dar con él. Por eso, la policía empezó a rastrear a las hijas del primer matrimonio del profesional. Verónica es médica policial y se encuentra haciendo un curso de especialización en España. Valeria es abogada y se desempeña como asesora letrada del municipio corondino. Con ella lograron hablar los pesquisas.
La mujer, tras confesar que hacía algunos días que no conversaba ni veía a su padre, acompañó a los uniformados al domicilio del médico. Desde la inundación de marzo último que anegó gran parte de Coronda, la casa de calle Lisandro de la Torre al 2500 donde convivían Rogelio Gómez y Alba Calvet quedó desocupada. Se habían ido a vivir a una finca de Juan de Garay al 2000, donde la mujer falleció.
La vivienda de calle Juan de Garay estaba cerrada, por lo que fue necesario forzar la cerradura para ingresar y advertir que su interior se encontraba todo revuelto, como si hubiese sido atacada por ladrones. Algunos elementos que se consideran de suma importancia en la investigación estarían faltando del lugar. Algunos pesquisas se animaron a decir que sería una importante suma de dinero y un par de armas de fuego.
Rogelio Gómez goza de prestigió en la Capital de la Frutilla, donde es muy reconocido. A la reciente muerte de su compañera, el médico sumó hace seis años una tragedia que marcó su vida: su hijo Diego, estudiante universitario en Rosario, se suicidó de un disparo y fue encontrado varios días después en el departamento que alquilaba.
Viaje interrumpido. Acerca de la suerte de Gómez, anoche eran pocos los elementos con que contaba la policía para avanzar en la investigación. La posibilidad de que haya viajado a Buenos Aires y que en el camino haya sido interceptado por malhechores que lo obligaron a volver a su casa con intención de robo podría ser una de las pistas a seguir. Pero la investigación sobre la que el fiscal guarda extrema reserva no descarta ninguna hipótesis.
No se supo, por ejemplo, el resultado de las muestras sobre los rastros de sangre encontrados en la camioneta, elemento que se ha convertido en el más inquietante del caso. Sin embargo, al cierre de esta edición no había pista alguna sobre Gómez.
En ese marco, la policía bonaerense por orden del fiscal llevaba adelante un gigantesco operativo de rastreo con allanamientos en diversas zonas de Pergamino en busca de algún rastro que pudiera alertar sobre el paradero y la suerte corrida por el médico corondino. Al respecto, se supo que había al menos un menor demorado aunque su participación en el hecho no estaba acreditada.
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Fotos
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La casa donde residía el médico. En el interior había un notorio desorden.
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