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 sábado, 01 de septiembre de 2007  
Soledad Villamil canta hoy en La Comedia
“Es inexplicable que me guste música que no tiene que ver con mi historia”

Pedro Squillaci / Escenario

Soledad Villamil Canta. Lo dice así, con mayúsculas, y no casualmente es el nombre del espectáculo que se presenta hoy, a las 21, en el teatro La Comedia, Mitre y Ricardone. La actriz platense, que asegura que comenzó su carrera artística más cerca de la música que de las tablas, interpretará un repertorio de valses, milongas camperas, chamarritas, rancheras y tangos. “Es inexplicable y misteriosa mi inclinación por este tipo de música”, dijo la intérprete a este diario.

   —¿Por qué el salto de la actuación al canto?

   —Creo que la música fue un camino paralelo a la actuación. Es más, mis primeros pasos fueron con la música, desde muy chica. Tenía siete, ocho años y estudiaba guitarra, piano, técnicas vocales, y en realidad nunca dejé de hacerlo. Antes de decidirme a ser actriz, mi primera vocación fue dedicarme a la música. A los 15 tuve mi primera clase de teatro y produjo una bifurcación en mí, se fue consolidando y eso me hizo cambiar mis elecciones y que se fortaleciera mi trabajo como actriz. La música siempre estuvo muy cerca.

   —Hay muchas actrices que cantan, como por ejemplo Leticia Brédice, Cecilia Milone o Andrea Tenuta, entre otras. ¿Qué te da la música que no te ofrece la actuación?

   —No es una cosa superior a la otra, no lo siento de esa manera. Respondo a mi historia personal y no valoro más una cosa que otra. Incluso en “Soledad Villamil Canta” puedo armar, desarmar y despegarme más del formato de “Glorias Porteñas”, mi espectáculo anterior, en el que estaba más atada a un contexto teatral. Acá mi ser artista se expresa completamente.

   —¿Cómo es la estructura de este nuevo espectáculo?

   —Aquí hay una selección de repertorio que tiene un recorrido, un paisaje que se evoca a través de las canciones y también en algunos aspectos teatrales, puntualmente en el tratamiento del espacio, de la luz y el aspecto visual. Pero por sobre todo soy yo la que me subo al escenario y no un personaje.

   —¿Te pesa el prejuicio que surge cuando alguien conocido se dedica a otra actividad?

   —No, siempre sentí gran adhesión. Al contrario, el hecho de que la gente me conozca por mi trabajo actoral hace que tengan mejor predisposición para ir a verme y escucharme. No siento ese prejuicio, además estoy en la misma frecuencia artística, no hago libros de recetas de cocina. Y si te ponés a mirar, de hecho nuestra historia del arte popular argentino está plagada de ejemplos de actrices cantantes, como el de Libertad Lamarque, por nombrarte alguna, que no se sabe si es más actriz o más cantante.

   —¿Cómo surgió en vos la elección de un repertorio popular con folclore y tango?

   —Hay cosas de las que puedo hablar y otras de las que no, porque ni yo misma las sé. A las canciones no sé si las elijo o ellas me elijen. Pero sé que tengo una afinidad particular con este repertorio, que tiene diferentes géneros, pero que pueden ser englobados en el género criollo, porque aunque sea una ranchera, un tango o un vals, uno lo escucha como un género en sí mismo, quizá porque comparten una temática o un estilo.

   —¿Dado la generación a la que pertenecés, no era más natural que te hubiese seducido más cantar rock cuando te lanzaste como intérprete?

   —En realidad, nunca escucho rock and roll en mi casa. Hoy quiero cantar y comunicar el repertorio que estoy haciendo. No tengo explicaciones de por qué elegí este tipo de canciones, porque no tengo nada que ver ni generacionalmente ni geográficamente con esa música, no tengo nada que ver con el campo ni con la época. Es algo medio inexplicable y misterioso, y eso es también lo bueno que pasa en el arte, que a veces uno no sabe por qué pasan las cosas. Viví muchos años en La Plata y desde los 8 años vivo en Buenos Aires y de repente estar cantando una milonga de Atahualpa podría parecer raro, pero a mí se me pone la piel de gallina cuando la canto. Y pasa que yo transmito algo genuino y me acerco con respeto al género y a los poetas. Aunque la propuesta que estoy haciendo en lo musical sea muy personal, la premisa importante de este trabajo es mantener el espíritu original de cada canción con el fin de que le llegue a la gente de la misma manera en que fue concebida.
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Soledad Villamil está a punto de editar un disco con temas de Yupanqui y Zitarrosa.

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