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viernes,
24 de
agosto de
2007 |
Reflexiones
Día del Padre argentino
Por Roberto Sukerman (*)
En nuestro país se celebra el Día del Padre el tercer domingo de junio. Esa fecha fue establecida en memoria del estadounidense John Bruce Dodd, seguramente un padre ejemplar por haber criado a nueve hijos.
Esta idea de copiar y pegar, de importar, viene desde antiguo. Con la legislación, símbolo del poder, por ejemplo, paso lo mismo: Constitución nacional (norteamericana y tramos de venezolana), Código Civil (francés), Código de Comercio (italiano), Código Penal (español y alemán) y códigos de procedimientos (españoles, franceses y alemanes). Esta legislación base para nuestro sistema fue cambiando de horizontes, de acuerdo a la dominación a la que fuimos sometidos en cada momento. En líneas generales: por los españoles, los ingleses y los norteamericanos. Colonialismo, imperialismo (de varios tipos), y re "relaciones carnales".
Alguno puede pensar que no se puede comparar la tradición política y económica de un país con una festividad. Que ingenuidad. Pecado si los hay.
La penetración cultural que vivimos, cada vez nos anestesia más y como rebaño vamos donde la corriente nos lleve. La llamada globalización sirve de excusa para que hagamos lo que creemos que hacen todos.
No sólo comemos turrón y pan dulce en verano, festejamos la Navidad como quiere una marca de gaseosa y le ponemos pasto y agua a los camellos. Ultimamente el Día del Amigo es un éxito estruendoso, lástima que nosotros todavía no llegamos a la Luna.
Como si esto fuera poco seguimos incorporando el Día de los Enamorados (San Valentín) y Halloween. Porque las brujas no existen, pero que las hay, las hay.
Que se entienda que no nos atacó un brote de chovinismo (exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero). No somos patriotas fanáticos. No pertenecemos a ningún grupo separatista ni secesionista. Tenemos un pensamiento nacional y popular, y creemos que es importante encontrar nuestra identidad nacional común; saber de nuestro pasado, entender el presente y planificar el porvenir. No vaya a ser cosa que un día no nos importe festejar la independencia el 4 en lugar del 9 de julio.
Desde siempre los rosarinos pedimos que se festeje el Día de la Bandera el 27 de febrero, fecha de su creación, en lugar del 20 de junio, fecha de la muerte de Manuel Belgrano. Sin embargo, todavía no lo conseguimos.
Otro tema es el de los feriados inamovibles y los trasladables. Pareciera que hay fechas más importantes que otras y que el turismo manda en algunos casos. Lo digo por el 20 de junio y el 17 de agosto, por ejemplo.
Precisamente, esta nota trata sobre una reivindicación al que fue el padre no sólo de la Patria.
Hace años, en ambas cámaras del Congreso de la Nación caducan proyectos iniciados por legisladores de distintas provincias y fuerzas políticas para instaurar el 24 de agosto como Día del Padre en la República Argentina, fecha que recuerda el nacimiento de Mercedes Tomasa de San Martín, en 1816, hija del General Don José de San Martín. Esta iniciativa es apoyada principalmente por las asociaciones sanmartinianas del país y numerosas instituciones culturales y educativas. También se propone que se festeje el tercer domingo de agosto.
Vale recordar que en la provincia de Mendoza se festeja este día el Día del Padre y que se realiza una jornada alusiva en las escuelas.
Para quienes crean que esta fecha colisiona con la del Día del Niño proponemos cambiar la del Niño por una mucho más significativa que la que quieren los jugueteros: el 20 de noviembre, fecha en que instauró la ONU el Día Universal de las Niñas y los Niños al ser la fecha en que se sancionaron la Declaración en 1959 y la Convención en 1989; de los derechos del niño.
Los proyectos de los que hablamos son similares en sus fundamentos y expresan que “la admiración que el pueblo argentino en su totalidad siente por la figura del prócer en su condición de padre, desde cuando su hija quedó huérfana de madre a la temprana edad de 6 años, haciéndose cargo personalmente de su educación, teniendo como base aquellas inmortales máximas para mi hija, que él mismo redactó con singular ternura y sabiduría”, son significativos como para que el Día del Padre tenga un origen criollo.
Disculpen si no afino pero como decía el padre de la Patria “hace más ruido un sólo hombre gritando que cien mil que están callados”.
(*) Director Ejecutivo de la Fundación Derecho Social
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