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| jueves,
23 de
agosto de
2007 |
Perpetua por matar a sus dos hijas en zona oeste
La Cámara de Apelaciones confirmó la condena a prisión perpetua para María Elisa Bárzola, que el 6 de octubre de 2004 mató a balazos a sus hijas de 5 y 9 años en un departamente del Fonavi Parque Oeste. Los jueces dispusieron además que la mujer afronte el pago de las costas del proceso.
Bárzola había sido condenada por la jueza Carina Lurati, quien sostuvo que comprendió lo que hacía cuando les disparó a las dos nenas. Este fallo había sido apelado por la defensa de la mujer, que tiene actualmente 30 años y había llegado a Rosario desde Entre Ríos para casarse con Julio Alberto Velázquez, padre de la menor de las nenas, un policía retirado que trabajaba como vigilador privado.
El incidente ocurrió en Cerrito 5566 donde la pareja vivía con la hija de ambos, Daniela, de 5 años, y Mariana Osán, de 9, hija de una relación anterior de la mujer. Aquel día el esposo de Eli buscó a las nenas en la clase de danza. Más tarde cenaron y él se fue a trabajar. La mujer contó que tuvieron una fuerte discusión esa tarde. Cerca de las 21.30 les pidió a las nenas que se fueran a su habitación, apagó la luz y comenzó a tirar.
Tras efectuar varios disparos intentó suicidarse con cortes de cuchillo en los brazos y en el abdomen (estaba embarazada de 3 meses), escribió un texto explicando los motivos de su decisión y llamó a la policía.
La nota. En esa nota responsabilizó a su marido de su decisión y decía sentirse sola y abandonada afectivamente. En una de sus últimas declaraciones volvió a culpar a su pareja “Lo que hice se lo pueden preguntar a él, por el maltrato. Es el único que lo puede explicar”.
El camarista Ernesto Navarro consideró que Bárzola comprendía la criminalidad de su acto, dirigió cabalmente sus acciones de principio a fin y que pese a su intento suicida “se excluyó a sí misma del designio homicida”. Valoró que la mujer pudo estar deprimida pero adujo que simultáneamente hizo ostentación de un absoluto desprecio por la vida de sus dos pequeñas hijas.
También sostuvo que la conciencia de la criminalidad en María Elisa se expresa en la escritura de la carta donde se reprocha su acción, y que para disparar reparó un defecto del revólver de calibre 22 que utilizó. Los camaristas Otto Crippa y Elena Ramón también votaron por confirmar la pena y no aceptar el criterio de la defensa, que pretendía o la absolución de la imputada o su internación en un neuropsiquiátrico.
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